Un informe de BB-REG-NET confirma que los materiales biodegradables certificados pueden evitar la acumulación de microplásticos en suelos y compost, siempre que se gestionen bajo marcos regulatorios adecuados.

Plásticos biodegradables para frenar la acumulación de microp´lasticos
El uso de plásticos biodegradables en el sector agrícola es uno de los casos de estudio del informe

Un nuevo informe elaborado por BB-REG-NET, primera red científica reguladora del Reino Unido dedicada a los materiales biológicos y biodegradables, sostiene que los plásticos biodegradables certificados pueden desempeñar un papel clave en la reducción de la acumulación de microplásticos a largo plazo en el medio ambiente. El estudio desafía la percepción de que estos materiales solo aceleran la fragmentación de los plásticos convencionales, argumentando que, bajo las condiciones adecuadas, sus partículas continúan degradándose hasta su completa mineralización.

El documento, titulado “Addressing Persistent Plastic Pollution: The Case for Biodegradable Solutions”, analiza evidencias procedentes de sectores como la agricultura, la silvicultura y el compostaje industrial. Su principal conclusión es que los plásticos biodegradables, cuando se gestionan adecuadamente dentro de marcos regulatorios claros, no se acumulan de forma permanente en el entorno, sino que alcanzan un equilibrio entre su introducción y su descomposición.

Según la autora principal del informe, Gail Shuttleworth, de Alder BioInsights, la diferencia fundamental radica en la naturaleza de los microplásticos generados: “A diferencia de los microplásticos convencionales, los realmente biodegradables son transitorios y acaban transformándose en dióxido de carbono, agua y biomasa cuando se exponen a las condiciones ambientales adecuadas”.

Este proceso contrasta con la persistencia casi indefinida de los microplásticos derivados del plástico convencional. La experta subraya además que la existencia de normas internacionales de biodegradabilidad y compostabilidad, como las europeas EN 13432:2000 o EN 17033:2018, ha impulsado la innovación en el sector, garantizando que los materiales certificados cumplan criterios verificables de degradación y generen beneficios ambientales reales.

Evidencia en agricultura y compostaje

En el ámbito agrícola, los ensayos con films de acolchado biodegradables muestran que estos materiales pueden alcanzar concentraciones estables en el suelo, sin acumularse con el tiempo. Los estudios de campo confirman que los fragmentos se degradan progresivamente hasta su mineralización completa. Según la norma EN 17033:2018, estos films deben convertir al menos el 90 % de su carbono orgánico en CO₂ en un plazo máximo de 24 meses, requisito que las pruebas han demostrado posible bajo condiciones reales de uso.

Por otro lado, los ensayos industriales de compostaje en distintos países revelaron que los plásticos compostables certificados se desintegran en apenas 22 días, y algunos materiales, como las macetas de ácido poliláctico (PLA), en solo 11. La norma EN 13432:2000 exige un 90 % de biodegradación en seis meses y menos del 10 % de residuos visibles tras 12 semanas, metas que los productos probados alcanzaron con éxito.

El informe incorpora datos de los ensayos a gran escala desarrollados por Envar Composting dentro de la Composting Coalition, financiada por el UKRI. En estos ensayos, los materiales compostables certificados mostraron una descomposición uniforme y sin dejar microplásticos detectables en el compost final.

“Nuestro trabajo consistía en demostrar qué ocurre en la práctica, no solo en teoría”, explicó James Cooper, responsable de cumplimiento en Envar Composting. “El compost resultante estaba limpio y apto para uso agrícola, sin restos de microplásticos compostables”.

Innovación y retos pendientes

Más allá del compostaje, el informe destaca avances en el desarrollo de protectores biodegradables para árboles, diseñados para mantener su función durante cinco a siete años y degradarse completamente en unos dos. Este tipo de soluciones responde a la necesidad de materiales que resistan condiciones ambientales más prolongadas sin generar residuos persistentes.

Una metaanálisis de 2024 citado en el estudio confirma que los microplásticos biodegradables siguen degradándose en el suelo mediante procesos de hidrólisis, evitando su acumulación. En contraste, los microplásticos convencionales permanecen indefinidamente, contribuyendo a la creciente contaminación en suelos agrícolas y naturales.

El informe concluye con varias recomendaciones clave, entre ellas la creación de estándares específicos según la aplicación, el apoyo a la investigación sobre tiempos de mineralización aceptables, la financiación de estudios de largo plazo sobre el destino ambiental de estos materiales y el desarrollo de marcos globales de seguimiento para microplásticos, tanto biodegradables como convencionales.

En definitiva, la investigación de BB-REG-NET subraya que los plásticos biodegradables no representan una solución única al problema de los microplásticos, pero sí una alternativa con un comportamiento ambiental radicalmente distinto. Con un diseño adecuado, un uso responsable y una regulación robusta, estos materiales podrían reducir significativamente la persistencia de microplásticos en el medio ambiente y contribuir a un modelo más sostenible de gestión de residuos plásticos.

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