Profesionales de sectores como el textil, el plástico o el juguete coinciden en que supondrá un antes y un después en trazabilidad, sostenibilidad y transparencia, y que será clave para empoderar al consumidor y mejorar la circularidad industrial.
La industria europea se prepara para un cambio disruptivo: el Pasaporte Digital de Producto (DPP), una herramienta que permitirá mejorar la trazabilidad, fomentar la transparencia y facilitar la circularidad en los procesos de fabricación y consumo. Así se puso ayer de manifiesto en la jornada organizada conjuntamente por el Packaging Cluster y el Cluster de Innovación en Envase y Embalaje, que reunió a representantes de la administración, centros tecnológicos y asociaciones empresariales para abordar los desafíos técnicos, normativos y sectoriales en torno a esta nueva obligación regulatoria que será efectiva a partir de 2027.
Durante la sesión inaugural, el Clúster Manager del Packaging Cluster, Àlex Brosa, señaló que el DPP es imprescindible para alcanzar una verdadera trazabilidad y avanzar en transparencia y circularidad. Por su parte, Jesús Pérez, director del Cluster de Innovación en Envase y Embalaje, destacó la importancia de espacios colaborativos para avanzar en la implementación de este tipo de soluciones que marcarán el futuro de sectores como el del packaging.
Un enfoque compartido por Manel Martínez, responsable de estándares en GS1 Spain, quien afirmó que los estándares GS1 serán esenciales para implementar el Pasaporte Digital de Producto, como ya ocurre en múltiples sectores. Martínez expuso cómo GS1 propone vincular el entorno físico con el digital mediante un único código QR, el GS1 Digital Link, que agrupe toda la información relevante del producto, desde su trazabilidad hasta la publicidad, y que pueda consultarse fácilmente desde el teléfono móvil.
Por parte de la Administración, Timoteo de la Fuente, consejero técnico del Ministerio de Industria y Turismo, subrayó que el DPP nace del nuevo Reglamento de Ecodiseño para Productos Sostenibles, cuyo objetivo es extender los principios de eficiencia energética a criterios de circularidad. Aseguró que el pasaporte será el histórico de cada producto, desde la materia prima hasta el final de su vida útil, y permitirá responder a otras normativas de información sobre seguridad, toxicidad o reciclabilidad. Asimismo, puntualizó que el operador económico será el encargado de generarlo, lo que implicará la participación de múltiples actores en la cadena de valor.
Industrias que ya están liderando el camino
Durante la mesa redonda dedicada a experiencias sectoriales, José Carlos Sola, Project Manager en Aiju, presentó el desarrollo del AI Passport Guadnet, una solución basada en blockchain que permite acceder a información detallada de los productos infantiles. En 2024, dieron un paso más con una web que distingue entre usuarios finales y empresas, y actualmente están trabajando en un pasaporte digital para packaging con el proyecto Eco Toy Pack.
Desde el sector textil, Salomé Beneyto, gerente de Ateval, recalcó que el enfoque de la normativa debe tener en cuenta a toda la industria, no solo al producto final. En su intervención, destacó el papel del DPP para empoderar al consumidor, que podrá conocer el origen de la fibra, el proceso de confección, así como los impactos ambientales y sociales de la prenda, en línea con los valores de la Responsabilidad Social Corporativa. No obstante, advirtió del reto que supone a nivel técnico y administrativo, especialmente para las pymes, y llamó a poner en valor la fabricación nacional y europea.
Casos de éxito y tecnologías emergentes
La jornada también contó con la presentación de casos reales de implantación tecnológica. Sandra Ramos, investigadora en Aimplas, expuso los avances en el Demostrador del Pasaporte Digital para productos plásticos, una iniciativa que busca ofrecer soluciones sostenibles y adaptadas a las exigencias normativas.
Por su parte, Denisa Gibonic, CEO de Blue Room Innovation, presentó Circular Pass, una solución digital basada en blockchain que garantiza la trazabilidad y facilita la segunda vida del producto. Añadió que el verdadero motor del cambio son los beneficios que el DPP aporta a todos los actores.
Finalmente, Ainara García-Gallastegui, directora de transferencia tecnológica en Nanogune, mostró un proyecto pionero de almacenamiento de información en microetiquetas con ADN. Una solución que permite codificar datos de forma invisible y segura, aplicable al DPP en objetos y fibras textiles.
Colaboración de la cadena de valor
La jornada dejó claro que el Pasaporte Digital de Producto no solo representa un reto técnico y normativo, sino una gran oportunidad para transformar la industria hacia modelos más sostenibles, transparentes y centrados en el consumidor. A través de la colaboración entre clústeres, administraciones públicas, institutos tecnológicos y empresas, se están sentando las bases para una transición eficaz que permita cumplir con los nuevos estándares europeos, sin dejar de lado la competitividad y el valor de la industria nacional.
Por último, se destacó que iniciativas como esta consolidan el papel del packaging como actor estratégico en la economía circular y la digitalización industrial.