La presidenta de la eurocámara, Roberta Metsola, dice que la UE debe «asumir las consecuencias de anteponer las preferencias de los consumidores por la abundancia y la asequibilidad a la moderación y la sostenibilidad».
El Parlamento Europeo adoptó ayer sus recomendaciones para la estrategia de la UE para textiles sostenibles y circulares. El texto pide que los productos textiles vendidos en la UE sean más duraderos, más fáciles de reutilizar, reparar y reciclar. Su producción debe respetar los derechos humanos, sociales y laborales, el medio ambiente y el bienestar animal a lo largo de la cadena de suministro. Los eurodiputados también quieren medidas nacionales y de la UE para poner fin a la «moda rápida».
La Eurocámara quiere que los consumidores tengan más información para tomar decisiones sostenibles y pide que se prohíba la destrucción de productos textiles no vendidos y devueltos en la próxima revisión de la regulación de ecodiseño. Los eurodiputados quieren reglas claras para detener el lavado verde por parte de los productores, por ejemplo, a través del trabajo legislativo en curso relacionado con el empoderamiento de los consumidores en la transición ecológica y la regulación de las afirmaciones ecológicas.
Los eurodiputados también quieren que la próxima revisión de la Directiva marco sobre residuos incluya objetivos específicos separados para la prevención, recogida, reutilización y reciclaje de residuos textiles. Instan a la Comisión a lanzar la iniciativa para prevenir y minimizar la liberación de microplásticos y microfibras en el medio ambiente, sin más demora.
En una declaración plenaria el pasado miércoles, seguida de una ronda de intervenciones de los grupos políticos, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, conmemoró el décimo aniversario del colapso de la fábrica de ropa Rana Plaza en Bangladesh, en el que murieron 1.134 personas. Recordó que este desastre fue una llamada de atención para el mundo occidental, incluida la UE, que tiene la responsabilidad de «hacerse cargo de las consecuencias de anteponer las preferencias de los consumidores por la abundancia y la asequibilidad a la moderación y la sostenibilidad».
En la sesión de ayer, la eurodiputada alemana Delara Burkhardt afirmó que «los consumidores por sí solos no pueden reformar el sector textil global a través de sus hábitos de compra. Si permitimos que el mercado se autorregule, dejamos la puerta abierta para un modelo de moda rápida que explota a las personas y los recursos del planeta. La UE debe obligar legalmente a los fabricantes y a las grandes empresas de la moda a operar de manera más sostenible. Las personas y el planeta son más importantes que los beneficios de la industria textil. Los desastres ocurridos en el pasado, como el colapso de la fábrica Rana Plaza en Bangladesh, los crecientes vertederos textiles en Ghana y Nepal, el agua contaminada y los microplásticos en nuestros océanos muestran lo que sucede cuando no seguimos este principio. Hemos esperado demasiado, ¡es hora de hacer un cambio!»