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Investigadores de la URJC encuentran soluciones novedosas para reutilizar redes de pesca de polietileno recicladas en la fabricación de botellas empleadas en cosmética y envases de detergentes.

Reciclan redes de pesca para fabricar nuevos envases

Un equipo de investigación de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), integrado por miembros del Laboratorio de Tecnología de Polímeros (LATEP) y el Grupo de Ingeniería Química y Ambiental (GIQA), ha estudiado posibles usos para los residuos de redes de pesca de polietileno de alta densidad (PEAD). Aunque un primer objetivo fue la obtención de nuevo de redes de pesca a partir de este material reciclado, la presencia de sustancias inorgánicas, principalmente arenas, limita su reutilización al dificultar la preparación de las fibras necesarias. No obstante, el equipo de investigación de la URJC ha demostrado que son viables otros posibles usos para este residuo.

“Para compensar la pérdida de propiedades del material reciclado tras su uso y reciclado, se ha mezclado con diferentes grados de PEAD virgen, con el objetivo de utilizar las mezclas obtenidas en la fabricación de envases y botellas destinadas al contacto no alimentario”, explica Carlos Domínguez, director del LATEP y coautor del estudio.

Concretamente, con las redes de pesca recicladas los investigadores de la URJC han obtenido botellas aptas para el sector de la cosmética y envases para detergentes.

De esta manera, mediante una selección de materiales vírgenes adecuados y la posterior mezcla con el material reciclado, el equipo de investigación ha logrado compensar la pérdida de propiedades del material recuperado a partir de redes tras su uso y reciclado, dotando a este material de potenciales aplicaciones dentro de la industria.

Estos resultados, publicados en la revista científica Polymers, podrían ser de gran utilidad para colaborar en la canalización y gestión de los residuos de redes de pesca. Según un informe de Greenpeace, unas 640.000 toneladas de “redes fantasmas” acaban en los mares y océanos cada año: una cifra que equivaldría al 10% de los plásticos que se encuentran en el ecosistema marino, siendo directamente responsable de la muerte de muchos animales marítimos.

Además, su uso en aplicaciones para envasado puede ayudar a cumplir los objetivos de desarrollo sostenible marcados por la Unión Europea para 2030, donde se establece que más de la mitad de los materiales plásticos desechados deberán ser reciclados.

Por lo tanto, según apunta Carlos Domínguez, “las nuevas posibilidades que se abren para este tipo de residuos podrán contribuir a la reducción de plásticos, principalmente en entornos marinos, y suponen un pequeño paso más hacia el desarrollo de una economía circular de los plásticos cada vez más real”.

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