Un estudio de la Universidad de Tel Aviv advierte por primera vez de los riesgos de los microplásticos para la salud humana.

Los microplásticos aumentan la toxicidad de los contaminantes orgánicos
Microplásticos. Foto: Sören Funk en Unsplash

Los microplásticos son diminutos fragmentos de plástico que se encuentran prácticamente en todas partes: en el mar, el suelo, los productos alimenticios, las botellas de agua e incluso en los glaciares del Polo Norte. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv ha descubierto que, en el medio marino, los contaminantes ambientales se adhieren a la superficie de los microplásticos y multiplican por 10 su toxicidad, lo que puede causar graves daños al medio ambiente y a la salud humana.

El estudio fue realizado por la Dra. Ines Zucker, de la Escuela de Ingeniería Mecánica y la Escuela Porter de Medio Ambiente y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Tel Aviv, junto con el estudiante de doctorado Andrey Ethan Rubin. El estudio se ha publicado recientemente en la prestigiosa revista Chemosphere.

«Imanes» para los contaminantes ambientales

En el estudio, los investigadores examinaron todo el proceso que sufre el microplástico, desde las interacciones que tiene con los contaminantes ambientales hasta la liberación de los mismos y la creación de una mayor toxicidad.

Los investigadores descubrieron que la adsorción de esos contaminantes orgánicos a los microplásticos aumenta la toxicidad por un factor de 10 y también puede causar un grave impacto en los seres humanos que están expuestos a los alimentos y bebidas contaminados.

«En este estudio demostramos que incluso concentraciones muy bajas de contaminantes ambientales, que no son tóxicos para el ser humano, una vez adsorbidos al microplástico dan lugar a un aumento significativo de la toxicidad», afirma Zucker. «Esto se debe a que los microplásticos son una especie de «imán» para los contaminantes ambientales, que los concentra en sus superficies, los «transporta» a través de nuestro tracto digestivo y los libera de forma concentrada en determinadas zonas, lo que provoca un aumento de la toxicidad».

Peligros tangibles

El estudiante de doctorado Andrey Ethan Rubin añade que en este estudio «por primera vez presentamos un «ciclo de vida» completo de los microplásticos: desde el momento de su liberación en el medio ambiente, pasando por la adsorción de contaminantes ambientales y hasta su toxicidad conjunta en el ser humano».

«La cantidad de residuos que se vierten en el océano cada año es enorme: el ejemplo más conocido es la isla de plástico del océano Pacífico, que tiene una superficie 80 veces mayor que el Estado de Israel».

Los datos preliminares de seguimiento de los investigadores muestran que las costas de Israel se encuentran entre las más contaminadas con residuos microplásticos. «Cada una de las partículas microplásticas segregadas en estas zonas tiene un enorme potencial de daño, ya que sirven de plataforma eficaz y estable para cualquier contaminante que puedan encontrar en su camino hacia el cuerpo humano», advierte Rubin.

«Este es otro doloroso recordatorio de las nefastas consecuencias de contaminar el medio ambiente marino y terrestre con residuos industriales peligrosos, que por desgracia se ha saturado de plástico en las últimas décadas. Los peligros no son teóricos, sino que son más tangibles que nunca. Aunque existe una gran concienciación sobre este problema, las medidas preventivas sobre el terreno están aún lejos de dejar una huella significativa», concluye  Zucker.

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