Así lo determina el análisis del ciclo de vida (ACV) –la metodología actual más efectiva para la evaluación de impactos ambientales–, según el director de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático, Pere Fullana.
El director de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático, el doctor Pere Fullana, ha publicado un artículo en la revista Infopack (octubre 2014) en el que confirma que el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) determina que los envases reutilizables tienen un mejor comportamiento ambiental que los de un solo uso en la logística de frutas y hortalizas.
En dicho artículo se describe cómo el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) indica los impactos ambientales relativos a diferentes opciones de envase, lo que ofrece resultados favorables a la opción reutilizable en la mayoría de los casos.
El trabajo reivindica el papel del ACV para analizar el impacto ambiental de determinados productos y procesos y, por tanto, para poder tomar decisiones en el ámbito empresarial e institucional que promuevan de forma efectiva la sostenibilidad de la actividad económica.
El ACV es una metodología que tiene como objetivo el estudio de los impactos ambientales asociados a un sistema (sea éste un producto, proceso, actividad, empresa, tecnología, etc.) desde “la cuna hasta la tumba”. El estudio incluye el ciclo completo del producto, es decir, las etapas de extracción y procesado de materias primas; producción, transporte y distribución; uso, reutilización y mantenimiento; reciclado y disposición final.
El ACV estudia distintas categorías de impacto ambiental, como el potencial de calentamiento global o huella de carbono y el potencial de consumo de agua o huella hídrica; también se consideran otros indicadores, como la acidificación, eutrofización, toxicología, agotamiento de recursos, smog fotoquímico, etc. En definitiva, se mide el impacto ambiental en cada uno de estos ámbitos que genera el uso de uno u otro producto o proceso.
Mejor resultado ambiental
Un ejemplo de aplicación del ACV es un estudio llevado a cabo en 2009 por un consorcio internacional en el que participó la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida que dirige Pere Fullana. Se analizaron las distintas opciones (cajas de plástico reutilizables y de madera y cartón de un solo uso) para el transporte de frutas y hortalizas en Europa central [1].
En general, las opciones de plástico reutilizable y de madera de un solo uso dieron un mejor comportamiento ambiental, con resultados similares (aunque en conjunto ligeramente favorables a la opción reutilizable) en calentamiento global, acidificación, uso de recursos abióticos y smog fotoquímico. Además, la opción de un envase reutilizable ofreció también mejores resultados en eutrofización.
Las políticas ambientales públicas que dan preferencia siempre a un tipo de material frente a otros no tienen sentido.
Otro ejemplo de aplicación del ACV para determinar el impacto ambiental es el de la cerveza en botella de vidrio. En un estudio del doctor Fullana para la Asociación Nacional de Fabricantes de Envases de Vidrio (ANFEVI) se trataba de elegir la mejor opción: recoger selectivamente las botellas en el lugar de consumo para su posterior reciclaje o tener un sistema de logística inversa para recoger los envases vacíos y llevarlos de vuelta a fábrica para limpiarlos y rellenarlos [2].
“Como en infinidad de casos”, asegura Fullana, “la respuesta fue, depende. En este caso, depende fundamentalmente de la distancia a recorrer por el envase. Lógicamente no tiene sentido traer de vuelta una botella de cerveza producida en Barcelona y consumida en Nueva York”. El beneficio (fuera el que fuese) conseguido con el rellenado respecto al reciclado se ve superado por el perjuicio derivado del transporte. Por tanto, habrá una distancia a partir de la cual la opción de rellenado ya no sea la más correcta. Esta distancia límite, a su vez, dependerá de una serie de factores, específicos de cada caso: peso de la botella respecto al producto, orografía del terreno, medio de transporte, distancia entre puntos de reciclado, etc.
En definitiva, en este artículo el doctor Fullana destaca que el ACV permite analizar el impacto ambiental de un determinado producto o proceso en un momento específico y para una acción concreta; por lo tanto dará preferencia a uno u otro producto o material indistintamente según el momento o lugar de utilización. Por eso mismo, a juicio de Fullana, “las políticas ambientales públicas que dan preferencia siempre a un tipo de material frente a otros no tienen sentido”.
[1] S. Albrecht, T. Beck, L. Barthel, F. Matthias, S. Deimling, and M. Baitz, “The Sustainability of Packaging Systems for Fruit and Vegetable Transport in Europe based on Life Cycle Analysis,” Mar. 2009.
[2] http:// www.cyclusvitae.com