La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) da la bienvenida a la normativa europea que establece contenidos mínimos de materiales reciclados en la fabricación de diversas baterías para la transición de Europa hacia una energía limpia y autosuficiente.

FER y el reciclaje de baterías
Baterías. Foto: FER

El nuevo Reglamento de pilas y baterías de la Unión Europea, publicado el pasado viernes 28 de julio, sustituye a la actual Directiva sobre pilas de 2006 y completa la legislación existente, especialmente en materia de gestión de residuos. Nada más conocer la publicación de esta normativa, la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) ha señalado, en palabras de su presidente, Ion Olaeta, que las empresas del sector “están preparadas para afrontar este gran reto de acelerar la transición de Europa hacia una energía limpia y autosuficiente”.

Bajo el paraguas del Pacto Verde Europeo, el nuevo reglamento fomentará el desarrollo de una industria competitiva y sostenible de pilas y baterías que sostenga la transición hacia un modelo de economía circular, con especial atención al proyecto de electrificación del parque móvil europeo y a la capacidad de tratamiento de estos residuos en Europa.

La demanda mundial de pilas y baterías está aumentando rápidamente y se prevé que se multiplique por 14 de aquí a 2030, y la UE podría representar el 17% de esa demanda. Esto se debe principalmente a la electrificación del transporte. Este incremento exponencial mundial de la demanda de baterías dará lugar a un aumento equivalente de la demanda de materias primas y de ahí la necesidad de minimizar su incidencia en el medio ambiente.

EN CLAVE INTERNA

España no es ajena al crecimiento del mercado de baterías y al aumento progresivo de su demanda. “En la evolución agregada (pilas, baterías y acumuladores) de cantidades puestas en el mercado, destaca el incremento interanual del 12% registrado en 2021, que contrasta con el estancamiento de años precedentes”, ha explicado el máximo responsable de FER. “Para toda la serie considerada, 2017-2021, el crecimiento fue del 9,9%, impulsado por las tipologías portátil (+34%) e industrial (+24,3%), frente al menor dinamismo de automoción (+2,9%)”, ha añadido.

Este último dato define las particularidades del consumo de baterías de cada Estado miembro. “El protagonismo del segmento de automoción, que supone el 65,8% del total del volumen contabilizado en 2021, es 4,5 puntos porcentuales inferior al año 2017”, ha indicado Olaeta.

Por otro lado, el reglamento introduce gradualmente requisitos de sostenibilidad en materia de huella de carbono, contenido reciclado y rendimiento y durabilidad. Por ejemplo, para las baterías de vehículos eléctricos y algunas industriales se establece la obligación de que tenga su huella de carbono calculada y se prohibirá la puesta en el mercado de aquellas que superen determinados valores.

ÍNDICES DE RECOGIDA

Además, los índices de recogida deben ser más altos para los residuos de pilas y baterías portátiles que deben alcanzar los productores. Así, para las baterías portátiles, los objetivos antes del final de cada año serán del 45% en 2023, 63% en 2027 y del 73% en 2030, mientras que, en el caso de las baterías procedentes de medios de transporte ligeros el objetivo será antes del final de cada año del 51 % en 2028 y del 61 % en 2031. A su vez, todas las pilas y baterías recogidas deberán reciclarse y tendrán que alcanzar niveles elevados de recuperación, especialmente de materiales valiosos como el cobre, el cobalto, el litio, el níquel y el plomo.

Esto garantizará que materiales valiosos se recuperen al final de su vida útil y vuelvan a incorporarse a la economía mediante la adopción de objetivos más estrictos en materia de eficiencia de reciclado y valorización de materiales a lo largo del tiempo. Los objetivos de valorización de materiales de litio serán del 50 % para finales de 2027 y del 80 % para finales de 2031.

Para conseguir alcanzar objetivos tan ambiciosos, “la industria española del reciclaje seguirá invirtiendo en I+D+i”, ha asegurado el presidente de FER, “y, además de la ubicación de gigafactorías de producción de baterías de litio de diversos fabricantes de automoción en España, también contamos con proyectos autóctonos como la planta de reciclaje de baterías que Endesa instalará en León a finales de 2024, con capacidad para reciclar 15.000 toneladas de baterías”.

CONTENIDO MÍNIMO DE MATERIAL RECICLADO

El reglamento establece que todas las baterías para el vehículo eléctrico, de arranque y ciertas industriales deberán contener a partir del 18 de agosto de 2031 unos contenidos mínimos de materiales reciclados en su fabricación como, por ejemplo, cobalto, plomo, litio o níquel.

“Para los que nos dedicamos a la gestión de los residuos, esta medida es la mejor noticia para la economía circular, ya que se fomenta la demanda de material proveniente del reciclado”, comenta Olaeta.

Asimismo, las diversas etiquetas incorporadas en la pila o batería o en su embalaje también informarán sobre la vida útil, la capacidad de carga, las necesidades de recogida separada, la presencia de sustancias peligrosas y los riesgos de seguridad. El código QR que debe estamparse o grabarse en la pila o batería, en función de su tipo, concede acceso a la información que es pertinente para la pila o batería en cuestión.

Ciertas baterías como las de vehículos eléctricos contendrán un sistema de gestión de la batería que almacene la información y los datos necesarios para determinar el estado de salud y la vida útil. Eso sí, no todo son aspectos positivos; preocupa el retroceso que se puede producir en la preparación para la reutilización de baterías ya que se han incluido requisitos que no aportan valor ambiental y pueden limitar la cantidad de baterías que se pueden reutilizar.

Además, el acceso de los operadores autorizados al mercado de gestión de residuos de baterías puede verse limitado.

NUEVAS OPORTUNIDADES DE MERCADO

Las disposiciones establecidas en el reglamento abren nuevas oportunidades de mercado, al regular cómo adaptar baterías de tracción eléctrica fuera de uso en estacionaria para, por ejemplo, energía solar fotovoltaica, lo que se conoce como “preparación para la adaptación”.

Por último, la normativa estipula un “pasaporte digital” para conocer datos técnicos sobre la batería y, a partir del 18 de febrero de 2027, el operador económico que introduzca una batería industrial, tracción ligera o una batería para vehículos eléctricos en el mercado velará por que la información incluida en su pasaporte sea precisa, exhaustiva y esté actualizada.

En palabras de Ion Olaeta, “el pasaporte digital es una medida que aplaudimos desde los gestores de baterías ya que nos puede ayudar en las tareas de tratamiento, aportando información sobre el contenido del residuo que vamos a reciclar. Esta medida puede que se implante en otros productos”.

“La industria del reciclaje apoyará firmemente el cumplimiento de este Reglamento, clave para fijar unas reglas de juego claras para toda la cadena de valor y, con ello, asegurar la trazabilidad y los principios establecidos en la jerarquía de residuos”, ha concluido el máximo responsable de FER.

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