La exposición TrashLation recoge una selección de fotografías de personas de 15 países junto a la basura no orgánica que han generado en 24 horas.

Participante proyecto Trashlation
Participante del proyecto junto a los residuos no orgánicos generados en 24h. Fotografías: Basurama

Hoy en el CentroCentro Cibeles de Madrid a las 19:00 horas se inaugura TrashLation, un proyecto de producción artística del colectivo Basurama en colaboración con el programa ARTEX de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), que reflexiona en torno al consumo-identidad y el desecho. La muestra permanecerá abierta hasta el 27 de marzo en la tercera planta del centro.

Desde 2014, el colectivo ha desarrollado este proceso de investigación a nivel internacional, y ha fotografiado a diferentes personas junto a los residuos no orgánicos que han generado a lo largo de un día. Hasta ahora han participado en el proyecto Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, España, Filipinas, Hungría, India, Japón, Marruecos, México, Noruega, Sudáfrica y Suecia.

Como proyecto de investigación en proceso, persigue incluir a los ciudadanos de aquellas ciudades donde se expone. Por ello, el próximo 26 de febrero, entre las 18:00 y las 20:00 horas, Basurama realizará una sesión abierta de fotos para la que convoca a todos aquellos que quieran participar y aporten la basura no orgánica generada en una jornada y se retraten con ella.

En la exposición se puede ver una selección de fotografías, con las que se realiza una visualización a nivel mundial de la basura que cada uno produce independientemente del estrato social, país de origen o edad.

La muestra tiene como objetivo invitar a la reflexión sobre el consumo desmesurado y sobre la cantidad de basura que produce tan solo un individuo en 24 horas, además de hacer visible cómo lo local y lo global están íntimamente relacionados. TrashLation rastrea conceptos y acepciones que relacionan consumo y necesidad, consumo y deseo o consumo como memoria.

«Este proyecto no trata de comparar el consumo excesivo pero aceptable de occidente con el consumo creciente y grotesco de los países del sur, sino que desea dialogar sobre cómo cada uno se ha zambullido en su basura inorgánica y ha elegido lo que a su juicio mejor lo representa«, explica el colectivo. «Su forma de vida, su capacidad adquisitiva, su «gusto» como distinción social, sus caprichos, secretos o vicios. La realidad es que existe un filtro en todas las personas para elegir, no aquello que realmente las define como lo que son, sin tapujos, sino con lo que quieren que se les asocie. Eligiendo su basura hacen un autorretrato de su identidad-consumo«.

 

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