Una investigación de la Universidad de Navarra sobre simbiosis industrial y economía circular pone en valor la necesidad de contar con la colaboración activa y orquestada de diferentes agentes para el éxito de la transición hacia este nuevo modelo.
Una empresa puede desvincular la actividad económica del uso de recursos sujetos a riesgos climáticos manteniendo los materiales en uso por un mayor tiempo, lo que permite la reducción de emisiones dentro de la llamada economía circular. Cuando diversas empresas colaboran para desarrollar este intercambio físico de materiales para prolongar el tiempo de vida de dichos materiales, se produce la simbiosis industrial dentro de una economía circular. En esta cuestión ha trabajado John Rincón de Tecnun-Universidad de Navarra, en su tesis doctoral a lo largo de cuatro años, con el apoyo del Departamento de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Por medio de esta investigación más de 90 participantes, incluidas empresas, entidades públicas, asociaciones empresariales, fundaciones y expertos, han colaborado en la investigación, validando los principales resultados obtenidos. En este trabajo se ha desarrollado un marco estratégico compuesto de cuatro ciclos para la gestión de la transición, a través del análisis de los sistemas de simbiosis industrial en dos regiones (País Vasco, en España, y región de Humber, en Reino Unido).
De los principales resultados se desprende la identificación de seis clases de grupos de interés (administraciones públicas, fundaciones, empresas, centros de investigación, organizaciones sociales y asociaciones empresariales) necesarios para esta transición a una economía circular. En esta primera parte, la administración pública gestiona los grupos de interés mediante un enfoque descendente facilitando las sinergias o la creación de sinergias no materializadas hasta ahora entre los diferentes grupos. Las organizaciones sociales o las fundaciones también podrían desempeñar el papel de gestor en la transición hacia un liderazgo del proceso (aprendizaje y comunicación) y su contenido (ofrecer nuevos conocimientos y encontrar soluciones ambiciosas). La integración de grupos de interés que cumplan el papel de gestores con un perfil menos comercial y más social, que involucre a otros grupos de interés y ofrezca confianza y relaciones duraderas, es clave en el proceso de transición.
Asimismo, el rol del gestor y tres rutas de transición son destacadas en esta investigación. Las rutas de transición son aquellas que representan, en líneas generales, los retos de la transición hacia una simbiosis industrial y facilitan la formación de asociaciones de las partes interesadas. La selección de estas rutas de transición representa las diferentes direcciones que deben tomar los grupos de interés para realinear objetivos y facilitar la transición, como son las soluciones para establecer sinergias basadas en la dinámica social de los diferentes actores (organizacional), elaborar estrategias y experimentar con soluciones integradas para recuperar el valor de los residuos y, por último, la reorientación en la creación de estrategias y experimentos para sincronizar a las partes interesadas en la gestión de los recursos.
Como resultado, se proponen catorce estrategias priorizadas con algunas características comunes en materia de incentivos, colaboración caracterización, recirculación e investigación, desarrollo e innovación que podrían utilizarse para implementar prácticas de simbiosis industrial que influyan en las oportunidades de las redes empresariales.
En consecuencia, las acciones a corto plazo que deberían tomarse para aplicar las 14 estrategias son las que valorizan los residuos (caracterización y recuperación), establecen redes de colaboración (asociaciones, proyectos piloto y talleres) y ofrecen herramientas de diagnóstico (informes y metodologías). La gestión de los residuos aplicada a través de un esquema normativo hacia la reducción de los mismos es también crucial para aprovechar las oportunidades de eficiencia de los recursos. Además, se hace hincapié en la creación de nuevo valor a través de actividades de investigación y desarrollo para mejorar la gestión de los recursos (proyectos de I+D y formación).
Por último, se ha generado un proceso de medición a través de indicadores que midan el avance en la transición para tomar decisiones basadas en datos. Se pueden utilizar catorce indicadores para seguir la transición y comprobar el grado de implementación. Los indicadores propuestos en el marco de gestión de la transición miden principalmente el estado de recuperación de residuos, reincorporación de materiales a la cadena de valor, y los aspectos organizativos de las diferentes acciones de la transición.
Así, con esta investigación se pretende facilitar el proceso de transición detallando cómo puede gestionarse el modelo de gobernanza de la transición para producir nuevo valor para las empresas y la sociedad. Un fuerte énfasis en la gestión proactiva, como el establecimiento de estrategias interorganizativas y la gestión de múltiples tipos de partes interesadas de forma que se les tenga en cuenta a todos juntos, podría ayudar al progreso de la transición.
Más información en el Informe para grupos de interés.