Víctor Moralo Iza.
Attorney and Partner at ECIJA.
Área de Urbanismo y Medio Ambiente.
Los residuos de construcción y demolición (RCD) constituyen una de las áreas prioritarias en la nueva Estrategia de Economía Circular, con un amplio potencial de mejora a través de técnicas de reciclado que puede generar grandes beneficios para la industria.
Dentro de unos días el Gobierno aprobará la Estrategia Española de Economía Circular, que comenzó su andadura en febrero de 2018, cuando salió a información pública el primer borrador con el título “España Circular 2030”, inspirado el Plan de Acción para una economía circular en Europa que propusiera la Comisión Europea en el año 2015 y que incluía 54 medidas sobre las que es necesario actuar para avanzar en economía circular. El objetivo de este ambicioso Plan de Acción era convertir a Europa en una sociedad más eficiente en el uso de los recursos, que genere menos residuos, y que utilice como recurso aquellos que no puedan ser evitados, siempre que sea técnica y económicamente posible, con la máxima garantía para la salud y el medio ambiente. Se potenciaba transformar la economía lineal basada en extraer, producir, consumir y tirar, por una economía circular. Con este nuevo planteamiento, la reducción, la reutilización, el reciclaje o la valorización material de los residuos constituyen procesos esenciales.
La transición hacia la economía circular será un pilar de recuperación en clave ecológica para todos estos sectores económicos, muchos de ellos afectados por la actual crisis que hoy sufrimos. Sin duda alguna, nos encontramos ante un reto y una oportunidad de crecimiento capaz de generar la creación de nuevos puestos de trabajo.
Con el fin de impulsar la transición a este nuevo modelo de economía circular en nuestro país, el Gobierno ha elaborado una Estrategia que pretende alcanzar la reducción del uso de recursos naturales no renovables, reutilizando en el ciclo de producción los materiales contenidos en los residuos como materias primas secundarias. Se pretende impulsar el análisis del ciclo de vida de los productos y la incorporación de criterios de ecodiseño. Se pretende facilitar la reparabilidad de los bienes producidos, prolongar su vida útil y posibilitar su mejor valorización al final de ésta. La Estrategia de Economía Circular favorecerá la aplicación efectiva del principio de jerarquía de los residuos y la prevención de su generación; fomentará la reutilización y fortalecerá el reciclado de alta calidad. También favorecerá la innovación y la eficiencia global de los procesos productivos; promoverá formas innovadoras de consumo sostenible, así como el uso de infraestructuras y servicios digitales.
Para ello, la Estrategia identifica seis sectores prioritarios de acción como son la construcción, agroalimentario, pesquero y forestal, industrial, bienes de consumo y turismo. Con lo que respecta al sector de la construcción, de todos es sabido que representa el 5% del PIB de nuestro país, el 40% de los recursos, genera el 40% de los residuos (RCD) y emite el 35% de los gases de efecto invernadero, según tiene publicado el Consejo Económico y Social (“El papel del sector de la construcción en el crecimiento económico: competitividad, cohesión y calidad de vida, Colección Informes, Núm. 02/2016).
En el sector de la construcción se afronta el nuevo reto teniendo en cuenta que el mismo no ha evolucionado durante los últimos 25 años, que es muy baja la adopción de las nuevas tecnologías existentes destinadas a mejorar la eficiencia de la construcción y de los edificios, que el tratamiento de los RCD y la optimización de los recursos utilizados es apenas de un 15% de recursos empleados durante la fase de construcción. Siendo esto así, constituyen una de las áreas prioritarias en la nueva Estrategia de Economía Circular, con un amplio potencial de mejora a través de técnicas de reciclado que puede generar grandes beneficios para la industria.
También es una de las áreas prioritarias a nivel europeo, estimándose que generan entre un 25% y un 30% de los residuos de la Unión Europea, siendo unos de sus principales problemas que no todos los materiales valiosos se pueden identifican, recoger separadamente ni valorizar de forma adecuada. La Estrategia España Circular 2030 se inspira en buena parte en el Protocolo de Gestión de Residuos de Construcción y Demolición en la UE de septiembre de 2016, enmarcado en la Estrategia Construcción 2021, así como en la comunicación para un uso más eficiente de los recursos en el sector de la construcción. Dichos documentos tenían como objetivo aumentar la confianza en el proceso de gestión de los residuos de construcción y demolición, así como la confianza en la calidad de los materiales reciclados procedentes de estas actividades.
El sector se destaca en la nueva estrategia del Gobierno porque una gestión adecuada de los RCD reportaría grandes beneficios a la sostenibilidad y al medio ambiente, toda vez que también grandes beneficios a la industria de la construcción y el reciclaje, generando y potenciando la demanda de materiales reciclados de construcción y demolición de alta calidad.
La planificación del Gobierno se ha de conectar también con la Directiva Marco de Residuos en su texto modificado del 2018, por cuanto que se prevé que a partir de 2030 todos los residuos aptos para el reciclado u otro tipo de valorización no serán admitidos en vertederos; por cuanto que propone medidas que contribuirán a alcanzar el objetivo de reciclar el 70% de los residuos de construcción y demolición, máxime teniendo en cuenta que a más tardar el 31 de diciembre de 2024, la Comisión considerará la fijación de objetivos relativos a la preparación para la reutilización y al reciclado de residuos de la construcción y la demolición.
Por otro lado, además de los problemas de eficiencia asociados al modelo de construcción tradicional, el sector ha de hacer frente a los retos derivados del modelo de aglomeración y desarrollo urbano y a los problemas de eficiencia energética e infrautilización del parque de edificios existentes, tanto para usos residenciales como industriales, terciarios o comerciales.
Efectivamente, el sector de la construcción, y especialmente el sector de la recuperación y de la gestión de RCD, tiene un reto apasionante por delante y está llamado a ser protagonista de primer orden en la transformación a la economía circular. Ahora bien, para que esta transformación sea real y efectiva, los operadores de mercados de materias primas secundarias requieren más seguridad jurídica acerca de la condición o no de residuo de sustancias u objetos.
En definitiva, es importante que la Estrategia venga acompañada de medidas normativas adecuadas para garantizar que los residuos que hayan sido objeto de una operación de valorización, dejen de ser considerados residuos si cumplen todos los requisitos técnicos previstos en la normativa técnica, de una forma clara y nítida.
Buenos días:
Un artículo muy acertado del Sr. Moralo en su análisis. Son ya varios años los que se lleva luchando por la valorización de los RCD desde las propias comunidades autónomas (por ejemplo AGRECA desde Andalucía), agrupándose a nivel nacional por ejemplo, Grupo de Interés de RCD con Galicia, Andalucía y Madrid). Sin lugar a dudas, el compañero de viaje que falla es la propia Administración (en todos sus ámbitos), legislando a la vez que incumpliendo sus propias obligaciones. Pero sólo hay un camino para avanzar, y es seguir trabajando por un objetivo común en el sector: la valorización de los RCD y su reconocimiento como fin de residuo para su plena utilización como producto. Son unos de los residuos que mejor representan la economía circular, y sin duda el de mayor impacto en volumen. Un saludo.