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Pese a las dificultades derivadas de la pandemia y el estado de alarma, en 2020 la cantidad de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos gestionados a través de flujos propios aumentó en 1,5 millones de kilogramos.

ERcolec gestionó 115.000 toneladas de residuos electrónicos en 2020

Fundación Ecolec, organización centrada en el reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), alcanzó la cifra de 115.820 toneladas de dichos residuos gestionados en 2020. De esta forma, el sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) supera por cuarto año consecutivo las 100.000 toneladas anuales de RAEE gestionados.

Pese a la crisis sanitaria generada por la COVID-19, Ecolec mantuvo su actividad durante todo 2020 cumpliendo así con las directrices marcadas desde el Gobierno, que determinó en el Real Decreto-ley 10/2020, de 29 de marzo, la recogida, gestión y tratamiento de residuos entre las actividades consideradas esenciales. Durante 2020, la entidad incrementó en más de 1,5 millones de kilogramos, respecto a 2019, las cantidades gestionadas de RAEE de sus flujos propios (fabricantes, distribuidores y entidades locales), uno de los retos de su plan estratégico 2020-2024.

Para Luis Moreno, director general de Fundación Ecolec, este dato “pone en valor el esfuerzo hecho, durante el año de la pandemia, en gestionar y financiar la recogida de RAEE que nos permite aplicar mejores criterios de gestión como la trazabilidad, dotar de mejores servicios a los generadores de residuos o maximizar el control y la eficiencia de los procesos”. Además, Moreno también ha querido destacar la importancia de situar la recogida, por cuarto año consecutivo, por encima de las 100.000 toneladas. “En un año tan atípico como este, los ciudadanos, empresas y administraciones han reafirmado su compromiso con el reciclaje de RAEE y las cifras lo demuestran. Por nuestra parte, continuaremos divulgando la imperiosa necesidad que supone el reciclaje de estos residuos que, mal gestionados, son realmente peligrosos para nuestro medio ambiente”.

Datos por fracciones

El Real Decreto 110/2015 de 20 de febrero sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) establece seis fracciones o categorías de RAEE de uso doméstico. En lo que respecta a la fracción 1, aparatos de intercambio de temperatura como aires acondicionados o frigoríficos, en 2020 el grado de cumplimiento se ha situado en el 106%, con más de 32 millones de kilos reciclados. Esta fracción es de especial importancia, ya que dichos aparatos son considerados residuos peligrosos por tener componentes que dañan la capa de ozono.

En la fracción 2 (monitores, pantallas con superficies superior a 100 centímetros cuadrados), el grado de cumplimiento se elevó hasta el 118% lo que supuso más de 2,6 millones de kilos de dichos aparatos. La fracción 3, las lámparas, alcanzó un 73% de cumplimiento con algo más de 70.000 kilos recogidos. Las fracciones 4 (grandes aparatos electrodomésticos) y 5 (pequeños aparatos electrodomésticos) llegaron a un grado de cumplimiento del 95 y 97%, respectivamente, lo que elevó su recogida por encima de los 67 millones de kilos en el caso de los grandes aparatos electrodomésticos y de los 12 millones de kilos en los pequeños aparatos. Por su parte la fracción 6 (aparatos de informática y de telecomunicaciones pequeños) elevó su grado de cumplimiento al 131% con más de 417.000 kilos recogidos.

La importancia de reciclar la basura electrónica

Cada año se generan cerca de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos en todo el mundo, siendo el tipo de residuo que más aumenta. De hecho, cada ciudadano produce una media de 12,5 kg de estos residuos al año en España. Desde la Fundación Ecolec, recuerdan que “con una correcta información acerca de qué hacer con los aparatos electrónicos cuando ya no funcionan, se podría contribuir a mejorar los objetivos de recogida separada de estos residuos y potenciar así la economía circular y el desarrollo sostenible”.

Todos los dispositivos eléctricos que se usan en el día a día pueden tener una segunda vida si se reciclan correctamente. Cada usuario se convierte en el actor principal de un proceso en el que se puede dar un final apropiado que, por un lado, ofrezca la posibilidad de su reutilización y, por otra parte, ayude a un desmontaje y una descontaminación sostenible, responsable y respetuosa con el medio ambiente.

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