Concluye la Triple Conferencia de las Partes (Basilea, Róterdam y Estocolmo), donde se adoptaron una serie de directrices técnicas para mejorar la gestión de ciertos flujos de residuos.
Recientemente concluyó la Triple Conferencia de las Partes (COP) 2015, un evento bienal celebrado entre el 4 y el 15 de mayo en Ginebra (Suiza) y que alberga las conferencias de los Convenios de Basilea (residuos), Róterdam (Químicos y pesticidas) y Estocolmo (contaminantes orgánicos persistentes). El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se ha mostrado satisfecho por los “logros significativos” alcanzados para una gestión más sostenible de los residuos y las sustancias químicas.
Los aspectos más destacados de las decisiones adoptadas en la jornada final fueron una serie de directrices técnicas para la gestión de residuos bajo el Convenio de Basilea, cuatro nuevos listados (tres bajo el Convenio de Estocolmo y uno bajo el de Róterdam) y el refuerzo de sinergias y acuerdos.
Las directrices técnicas del Convenio de Basilea adoptadas, destinadas a ayudar a los países a mejorar la gestión de flujos de residuos críticos y avanzar hacia una gestión ambientalmente racional, cubren los residuos de mercurio y contaminantes orgánicos persistentes (COP). Es de destacar la adopción con carácter provisional de unas directrices técnicas adicionales sobre los movimientos transfronterizos de residuos electrónicos y aparatos usados.
Las directrices técnicas del Convenio de Basilea sobre basura electrónica proporcionan orientación sobre cómo identificar residuos electrónicos y equipos usados moviéndose entre países, con el objetivo de controlar el tráfico ilegal.
Las directrices apoyarán y fomentarán una auténtica recuperación, reparación, reutilización y reciclaje de los componentes electrónicos y equipos no peligrosos
Esta adopción se produjo pocos días después de que el PNUMA publicara nuevos datos sugiriendo que hasta el 90% de los residuos electrónicos se gestionan ilegalmente, un negocio que mueve 16.700 millones de euros y entraña graves riesgos para la salud humana y el medio ambiente, particularmente en África.
Diseñadas para proporcionar unas condiciones equitativas para todas las partes del Convenio, las directrices apoyarán y también fomentarán una auténtica recuperación, reparación, reciclaje y reutilización de componentes electrónicos y equipos no peligrosos.
Pesticidas
Sin embargo, no se logró alcanzar acuerdos sobre ciertos pesticidas, por lo que Clayton Campanhola, secretario ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, alertó de que “los pesticidas peligrosos no están ayudando a los países a producir más con menos, al contrario: si son mal gestionados pueden causar impactos negativos en los recursos naturales y la salud de las comunidades rurales y los consumidores”.
En este sentido, las partes solicitaron asistencia técnica adicional y apoyo para identificar alternativas al uso de plaguicidas peligrosos que, combinadas con la gestión integral de plagas y enfoques agroecológicos, formen la base para el desarrollo agrícola y rural sostenible
Mientras muchos representantes de las partes expresaron su decepción ante la imposibilidad de llegar a un consenso necesario para el listado de los productos químicos propuestos en los Convenios de Rotterdam y Estocolmo, el secretario ejecutivo de la triple conferencia, Rolph Payet, subrayó la importancia de las medidas adoptadas, señalando que “el objetivo conjuntamente reforzado de nuestros convenios es la protección de la salud humana y el medio ambiente, y las directrices y listados adicionales decididos por las partes durante esas dos semanas continuarán moviéndonos en esa dirección crucial. Tenemos que colocar la gestión sostenible de los productos químicos y los residuos en el contexto de vida de la gente, especialmente los más de mil millones de personas en nuestro planeta que continúan viviendo en la pobreza absoluta”.
Como mensaje positivo final, Payet se mostró “firmemente convencido de que las tres convenciones seguirán ofreciendo el mejor marco para avanzar conjuntamente hacia una economía más verde, más inclusiva y un futuro más seguro para todos”.
Buenas tardes, respecto al manejo de RAEE, sabemos que los AEEs que los generadores deciden no seguir utilizando son considerados como RAEE, no peligroso siempre y cuando sea utilizado para los fines por el que fue creado. Sin embargo si dicho AEE es desmantelado y ciertas partes del equipo serán reaprovechadas, como por ejemplo los circuitos impresos o tarjetas electrónicas, mi consulta es, si estos últimos se deberán clasificar como residuos peligrosos, o no. De acuerdo al Convenio de Basilea, se puede observar que estos residuos pueden clasificar en la entrada: A1180 – Montajes eléctricos y electrónicos de desecho o restos de éstos que contengan componentes como acumuladores y otras baterías incluidos en la lista A, interruptores de mercurio, vidrios de tubos de rayos catódicos y otros vidrios activados y capacitadores de PCB, o contaminados con constituyentes del anexo I (por ejemplo, cadmio, mercurio, plomo, bifenilo policlorado) en tal grado que posean alguna de las características del anexo III (véase la entrada correspondiente en la lista B B1110. Pero También clasificarse como no peligrosos con la entrada B1110. Cuales serían los límite a los cuales no calificaría, los residuos mencionados son peligrosos