Esta investigación tiene como objetivo desarrollar estrategias de degradación, reciclado y valorización de dichas espumas desde un enfoque biotecnológico.
Las espumas de poliuretano son polímeros con una gran variedad de aplicaciones y cuyo uso está ampliamente extendido, en especial las espumas flexibles debido a su estructura celular que les aporta elasticidad y baja densidad. Sin embargo, no existe todavía una alternativa medioambientalmente sostenible para la gestión de los residuos y subproductos de esta industria. Se trata de materiales altamente recalcitrantes a la degradación que se aglomeran en vertederos y áreas de acumulación para ser finalmente incinerados o enterrados.
Esto supone un gran desafío para sectores como el del mueble, uno de los motores de la Región de Murcia, en el que las espumas de poliuretano son una materia prima esencial, ya que una gran cantidad de artículos de mobiliario se basa en piezas de este material. Así es, por ejemplo, el caso de colchones, sillas, sillones, sofás, etc. Se calcula que este sector genera más de un millón de toneladas al año de residuos a nivel europeo. Además, las espumas de poliuretano tienen aplicación en otras muchas industrias como textil, calzado, higiene y belleza o automoción.
En este momento, y debido al cambio que las industrias están experimentando hacia un modelo más sostenible, el proyecto Bioemerger tiene como objetivo ayudar en esta transformación mediante estrategias de degradación, reciclado y valorización de dichas espumas, abordadas desde un enfoque biotecnológico y, de esta forma, promover la transición a un modelo de economía circular total.
El citado proyecto, que se encuentra en el ecuador de los cuatro años de duración programados, cuenta con varios resultados prometedores, lo que hace que dos de las tres vías de investigación planteadas estén cerca de conseguir sus metas.
Mediante la primera vía, enfocada al estudio de la biodegradación de las espumas de poliuretano empleando microorganismos, se han detectado varias cepas de hongos y bacterias, capaces de “alimentarse” de las espumas, como se ha podido comprobar gracias al control de la pérdida de peso de las espumas y su observación al microscopio. De forma complementaria, diferentes tratamientos químicos están siendo estudiados para favorecer la desintegración de las espumas y facilitar el ataque de los microorganismos.
A principios de 2021 se pondrá en marcha la segunda vía, el reciclado de las espumas, en la que se estudiará de qué forma el poliuretano es degradado y se intentará recuperar las moléculas y compuestos resultantes de dicha degradación para que puedan volver a ser utilizados en la fabricación de nuevos materiales.
Por último, como parte de la tercera vía, se está analizando la valorización de los residuos de espuma en otros sectores industriales, como son el energético y el agrícola. Dentro del sector energético, las espumas de poliuretano junto con otros residuos de la industria del mueble, han sido caracterizados como combustible, estudiando su poder calorífico y resultado en emisiones tóxicas. En el campo de la mejora agrícola, las espumas han sido probadas como “suelo” en cultivo hidropónico de hortalizas, mostrando muy buenos resultados al ser mezcladas con otros sustratos tradicionales, como fibra de coco o compost, puesto que muestran mejoras en la capacidad de retención de agua sin influir en el valor nutricional del producto.
En los próximos meses, se obtendrán resultados más concretos que permitirán empezar con el desarrollo experimental mediante pruebas pilotos con el fin de conseguir la circularidad total en el uso de espumas flexibles de poliuretano que, actualmente, suponen un problema importante para la industria en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental.