Material a base de hongos para aislamiento térmico, bioaceites o compuestos reforzados para la construcción son algunas de las alternativas propuestas por investigadores para valorizar los residuos textiles mezclados.
La mayor parte de los residuos textiles domésticos y de ropa siguen sin clasificarse, mientras que la moda está provocando un aumento significativo de los productos no deseados. A partir de 2025, los Estados miembros de la UE deberán separar los residuos textiles en virtud de la Directiva marco sobre residuos, pero a pesar de esta legislación siguen existiendo problemas. Las opciones incluyen llevar a cabo una clasificación y separación exhaustivas o reciclar los textiles mezclados para convertirlos en nuevos productos. Sin embargo, faltan tecnologías comercialmente viables para el reciclaje de textiles mezclados.
Una revisión de 27 artículos de investigación ha identificado los siguientes productos como los que ofrecen mayor potencial para reutilizar estos residuos:
- Compuesto a base de hongos (micelio) para aislamiento térmico. Se puede utilizar, por ejemplo, para aumentar la eficiencia energética de los hogares como material de construcción ecológico, o para mejorar el rendimiento térmico en procesos industriales y sistemas mecánicos.
- Bioaceite y ácido tereftálico (TPA). Estas sustancias se utilizan en la producción química para crear plásticos, resinas, compuestos y pinturas, siendo el TPA un precursor del tereftalato de polietileno (PET, un poliéster muy utilizado en la confección de ropa, el embalaje y la fabricación).
- Compuesto reforzado con textiles para su uso en la construcción, por ejemplo, para rehabilitar edificios existentes o en sustitución de los tradicionales bloques de hormigón armado, como material de construcción más rígido, ligero y duradero.
- Fibras de algodón y nailon, monómeros de spandex (moléculas para la producción de spandex) y tereftalato de bis(2-hidroxietilo) (BHET; un compuesto que puede producir polímeros para numerosas aplicaciones, como resinas, espumas y bioplásticos). Estas fibras también podrían reciclarse de nuevo en textiles, cerrando así el ciclo de reciclaje.
Los investigadores calcularon en qué medida cada uso se acercaba a una solución ideal, utilizando cuatro criterios (medioambiental, económico, técnico y social) y calificaron cada opción. Descubrieron que el material aislante a base de hongos tenía el mayor potencial de desarrollo futuro. Esto se puede lograr cultivando Pleurotus pulmonarius, un tipo de seta ostra, en una mezcla de residuos agroindustriales y textiles molidos reciclados.
Esta opción resultó ser la mejor porque el proceso de producción del material está bien investigado y es sencillo, tiene una alta viabilidad económica y potencial de mercado y, como puede producirse a partir de una amplia gama de residuos y subproductos, tiene considerables ventajas medioambientales.
El aislamiento cultivado en un sustrato textil mixto utilizando micelio ofrece una posible solución como parte de la Estrategia para un Entorno Construido Sostenible, que promueve el uso de materiales novedosos, bajos en carbono y circulares. Sin embargo, los investigadores descubrieron que el material compuesto analizado en el trabajo tenía una conductividad térmica notablemente peor (más alta) que las alternativas existentes, como el poliestireno, por lo que esta debería ser un área de interés para futuras investigaciones con el fin de optimizar el producto y explorar sus aplicaciones.
Los investigadores descubrieron también que la segunda mejor opción era el compuesto reforzado con textiles, seguido del BHET, el spandex, el algodón y el nailon, y finalmente el bioaceite y el TPA. Estos dos últimos productos obtuvieron una alta puntuación en cuanto a preparación técnica y competitividad en el mercado, pero una puntuación más baja en cuanto a impacto medioambiental (debido al alto potencial de calentamiento global (GWP) de los procesos necesarios para su fabricación, que es hasta tres veces superior al de la producción de petróleo crudo). Según el análisis, el compuesto reforzado con textiles mostró un buen rendimiento técnico y un impacto medioambiental y social razonable, pero un rendimiento económico deficiente.
Dado que actualmente se están llevando a cabo recogidas selectivas de textiles en toda la UE, el trabajo tiene una evidente relevancia política. Además de la mencionada Directiva marco sobre residuos, la reutilización y el reciclaje de residuos textiles se inscribe en iniciativas políticas europeas como la estrategia de la UE para unos textiles sostenibles y circulares. Esta estrategia tiene como objetivo que una cantidad significativa de los productos textiles del mercado de la UE se recicle para 2030, y las propuestas pretenden aplicar la política de responsabilidad ampliada del productor a la industria textil, lo que obligaría a los fabricantes a supervisar todo el ciclo de vida de sus productos.
Dadas las limitadas opciones tecnológicas para reciclar los residuos textiles postconsumo, esta investigación ofrece información valiosa sobre dónde se podrían dirigir mejor los recursos. No obstante, aún queda trabajo por hacer antes de iniciar los estudios piloto. Los investigadores aconsejan reexaminar las propiedades técnicas de los materiales basados en micelio, así como realizar evaluaciones económicas, medioambientales y sociales más detalladas.








