Investigadores de la Universidad de Gotemburgo han encontrado toxinas que superan ampliamente los actuales límites legales en la gran mayoría de los juguetes viejos analizados. Se han llegado a hallar concentraciones de ftalatos que sumaban más del 40% del peso del juguete.
El actual comportamiento de «usar y tirar» es un despilfarro de recursos y un drenaje de los recursos finitos de la Tierra. En 2021, el Parlamento Europeo adoptó un Plan de Acción de Economía Circular. En él se fomenta la reutilización, reparación y reciclaje de productos y materiales. Pero la cuestión es si todos los productos son aptos para reutilizarlos de nuevo.
Investigadores de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, han publicado recientemente un artículo en la revista Journal of Hazardous Materials Advances en el que se demuestra que los viejos juguetes y las prendas de vestir pueden contener sustancias químicas tóxicas que pueden provocar cáncer, dañar el ADN o alterar las futuras capacidades reproductivas de los niños.
Entre las sustancias químicas peligrosas descubiertas se encuentran los ftalatos y las parafinas cloradas de cadena corta, utilizadas como plastificantes y retardantes de llama en los productos de plástico.
La profesora Bethanie Carney Almroth, de la Universidad de Gotemburgo, investiga el impacto medioambiental de los plásticos y las sustancias químicas relacionadas con ellos, y ha dirigido el estudio realizado en el Centro interdisciplinar de Evaluación de Riesgos Químicos Futuros y Estrategias de Gestión (FRAM). Para el estudio, los investigadores seleccionaron 157 juguetes diferentes, nuevos y antiguos, y midieron su contenido químico.
El estudio demostró que la mayoría de los juguetes y artículos antiguos (el 84%) contenían cantidades de sustancias químicas que superaban los límites legales actuales. Un 30% de los juguetes y artículos más nuevos también superaban los límites legales. Sin embargo, los juguetes más antiguos eran significativamente peores.
«Las concentraciones de sustancias tóxicas eran significativamente mayores en los artículos más antiguos. Por ejemplo, en muchas de las pelotas antiguas se encontraron concentraciones de ftalatos que sumaban más del 40% del peso del juguete, lo que supone 400 veces más que el límite legal«, afirma Bethanie Carney Almroth.
Un obstáculo para la economía circular
La legislación de la UE sobre el contenido químico de los juguetes, conocida como Directiva de Seguridad de los Juguetes, regula las cantidades permitidas de una serie de sustancias químicas que se encuentran en los juguetes en un intento de proteger la salud y la seguridad de los niños. En la actualidad, los valores límite permitidos para los juguetes nuevos según la Directiva son del 0,1% en peso para los ftalatos y del 0,15% en peso para las parafinas cloradas de cadena corta.
Estas toxinas son un obstáculo para la economía circular en el futuro que implica la reutilización y el reciclaje, explican los investigadores.
«El estudio indica que la reutilización y el reciclaje no siempre son automáticamente buenos. La transición a una economía más circular requiere prohibiciones y otras medidas políticas que eliminen las sustancias químicas peligrosas del plástico y otros materiales. Aunque la Directiva sobre la seguridad de los juguetes ha sido crucial para reducir la incidencia de las sustancias químicas peligrosas en los juguetes, solo se ha aplicado a los juguetes nuevos, no a los viejos», explica Daniel Slunge, economista medioambiental de la Universidad de Gotemburgo.