Carlos Bernad

Presidente de Envac Iberia

Resulta llamativo comprobar cómo la planificación urbana sigue sin conceptuar inicialmente la gestión futura de los residuos urbanos como una infraestructura más.

Venimos escuchando y leyendo últimamente gran cantidad de artículos e iniciativas referentes a cómo gestionar de forma eficiente la generación de residuos urbanos en las ciudades. Se habla insistentemente sobre el concepto de ciudad inteligente o “Smart City”, sin que haya todavía una unanimidad clara sobre cuáles son las utilidades, infraestructuras y datos que deben implementarse, recogerse y gestionarse dentro del concepto de ciudad inteligente. Determinar estos aspectos nos permitirían conocer de qué forma, realmente, se puede proporcionar un grupo de funcionalidades que mejoren la gestión eficiente tanto para los gestores Municipales como para los ciudadanos que habitan las ciudades.

Si bien es cierto que progresivamente empieza a definirse con mayor precisión qué tipo de información va a ser útil con respecto a la gestión eficiente de las infraestructuras y servicios urbanos, en cuanto a la generación y gestión de residuos, el hecho de que los núcleos urbanos sean responsables del 50% de los desechos globales que se generan y causantes del 60 al 80% de los gases de efecto invernadero, constituye un grave problema pendiente de resolución.

Residuos junto a contenedores de recogida
Residuos depositados junto a los contenedores. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

En los últimos años hemos visto cómo se vienen desarrollando iniciativas para mejorar la eficiencia de los sistemas de recogida de residuos mediante procedimientos tradicionales en las ciudades; es decir, mediante camiones recolectores de basura.  Hemos asistido, por ejemplo, a la incorporación de sensores en los contenedores de residuos de algunas fracciones, como los envases, vidrio o papel y cartón. Y lo mismo ha ocurrido con los camiones, que ahora presentan una mejor eficiencia energética, ya sean bimodales o eléctricos. Todo ello redunda en una planificación más eficiente de algunas de las rutas de recogida mediante camiones.

Al tiempo que se producen estos avances, no deja de resultar curioso, incluso sorprendente, la aparición de ciertas iniciativas que con el marchamo de “novedosas” o “innovadoras”, al final no dejan de ser más que ocurrencias por parte de algunas empresas en su ánimo de “tirarle un gancho” al concepto de Smart City para intentar integrar su tecnología a la nueva tendencia.

Pues bien, por mucho que se sigue avanzando en este sentido, desde el punto de vista conceptual los sistemas tradicionales de recogida de residuos mediante camiones recolectores siguen basados en un diseño del siglo pasado y, por tanto, hay una serie de problemas que no van a poder resolver nunca. He aquí una sucinta relación de alguno de ellos:

  • A medida que se incorporan progresivamente la separación y recogida de mayores fracciones de residuos, proporcionalmente se incrementa la incorporación de más rutas de recogida.
  • Por mucho que se mejoren los contenedores de residuos en la calle, éstos no dejan de ser elementos móviles en la vía pública. Eso sí, cada vez de mayor capacidad para poder almacenar temporalmente la basura en aras de reducir rutas, pero sometidos a las mismas inclemencias que padece cualquier otro mobiliario urbano en la vía pública.
  • Por otro lado, la sensorización de estos contenedores puede proporcionar una recogida más eficiente de algunas rutas de tipo de residuos inertes; es decir, vidrio, papel o cartón, y quizás envases. Sin embargo, con respecto a la fracción resto u orgánica, en climas mediterráneos como en España la recogida ha de ser diaria. Asimismo, los sistemas tradicionales, gestionados mediante plantillas de conductores, peones y camiones, no pueden estar variando diariamente su jornada y ámbito de trabajo en función del nivel de llenado de dichos contenedores.
Camión de recogida de residuos
Camión de recogida de contenedores de residuos. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

En definitiva, si bien es cierto que los sistemas tradicionales han venido evolucionando, y lo seguirán haciendo en el futuro, dado que hay urbes donde resulta muy difícil instalar otro tipo de sistemas de recogida, los problemas de congestión de tráfico pesado por los camiones de recogida, el espacio ocupado por los contenedores cada vez más grandes y para más fracciones de basuras, seguirá incrementándose. Del mismo modo, los problemas de olores y desbordes de residuos seguirán siendo situaciones latentes pendientes de resolverse.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es la normativa europea 2020, que obliga a los Ayuntamientos a recoger separadamente la fracción orgánica de residuos, con objeto de valorizarla posteriormente con producción de biogás. Esta normativa obliga, como se mencionaba más arriba, a la colocación de nuevos contenedores de residuos en la vía pública. Y ello debería hacernos pensar si las fracciones como envases y resto, que se venían recogiendo separadamente en España (con la excepción de algunas Comunidades Autónomas), siguen teniendo sentido como tales.

Cada día somos testigos del enorme problema que está generando a nivel mundial la producción de envases de plástico que no se gestionan adecuadamente. La triste realidad es que no se recogen ni separan debidamente, pese a la existencia de organismos que no hacen más que insistir en la conveniencia de esta práctica, faltaría más, sin reconocer que la separación de la fracción de envases es manifiestamente mejorable.

Según Greenpeace, unos 8 millones de toneladas de residuos terminan en los océanos anualmente, formando entre el 60% y el 80% de la basura marina. Y cada día, solo en España, se abandonan 30 millones de latas y botellas.  ¿Es ésta la gestión eficiente de los residuos de envases de plásticos y latas que queremos y de la que algunos se sientes muy orgullosos?

Residuos de envases
Residuos de envases abandonados. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

Deberíamos realmente plantearnos, si los sistemas de gestión y reciclaje de residuos de envases en España son los adecuados o si debemos mirar a lo que otros países están haciendo. Me refiero fundamentalmente a los países escandinavos, donde existe una red distribuida de puntos de aportación voluntaria de reciclaje y retorno, donde los usuarios obtienen una compensación económica por contribuir al depósito y reciclaje posterior de los mismos. Si todo lo que vemos actualmente tirado por las cunetas tiene un valor económico, ¿no parece lógico que quien se ocupe de introducirlo en el canal correspondiente reciba una compensación económica?

Volviendo al concepto de ciudad “Inteligente”, resulta llamativo comprobar cómo la planificación urbana sigue sin conceptuar inicialmente la gestión futura de los residuos urbanos como una infraestructura más. Es decir, resulta paradójico, ver cómo todavía los sistemas de recogida y transporte de residuos mediante procedimientos neumáticos, suponen solamente el 1% a nivel mundial con respecto a los sistemas de recogida de residuos mediante camiones recolectores.

Esquema de un sistema de recogida neumático de residuos urbanos. Foto: Envac Iberia
Esquema de un sistema de recogida neumático de residuos urbanos. Foto: Envac Iberia

A la vista de todos estos hechos y datos, me atrevería a formular una pregunta: ¿Qué buscamos en el concepto de ciudad inteligente dentro de la gestión de residuos urbanos? Daré mi opinión al respecto, tomando en consideración lo que los gestores municipales desean o les puede ser útil, y lo que los ciudadanos realmente pueden valorar. Lo que se espera de la ciudad inteligentes es:

  • Que el sistema de recepción de residuos tenga una disponibilidad constante; es decir, que el usuario pueda deshacerse de la basura a cualquier hora del día o de la noche los 365 días del año.
  • Que el buzón o dispositivo de vertido, se pueda vaciar varias veces al día, con objeto de garantizar la capacidad de recepción de basura y por tanto la ocupación mínima de espacio en la vía pública.
  • Que el sistema o dispositivo de vertido esté accesible; es decir, bien sea integrado en su edificio, en cada planta o en una zona común de la urbanización. Y si está en la vía pública, que la distancia a recorrer desde la vivienda sea razonable.
  • Que si hay cualquier problema en el vertido, ya sea en el buzón o en la compuerta, que haya accesible un vínculo con quien deba resolverlo.
  • Que el usuario vaya con las diferentes bolsas de basura para cada fracción a un único punto de vertido con diferentes compuertas para cada tipo de residuo.
  • Que los responsables Municipales puedan disponer información referente a:
    • Identificar el usuario que ha utilizado el sistema y con qué frecuencia.
    • Registrar la hora de vertido, con intención de identificar las puntas de generación y crear modelos eficientes de gestión.
    • Identificar, mediante pesaje o medición del volumen, qué tipo de residuo y cuánta cantidad ha introducido un usuario en cada momento, con objeto de poder facturar a los usuarios por utilización proporcionada del sistema, si así se decidiera en un futuro.

Es el manejo de toda esta información, junto con la aproximación al ciudadano de un servicio básico más, tal como el alcantarillado, el abastecimiento de agua, energía o gas, lo que realmente diferencia una gestión eficiente con respecto a un servicio, como la recogida tradicional, que trata de minimizar los inconvenientes que genera en las ciudades sin poder cambiar su principio conceptual; es decir, seguir enviando camiones allí donde se genera la basura, que es toda la ciudad.

Buzones de recogida neumática de residuos
Buzones de recogida neumática integrados en una urbanización de Alcobendas (Madrid). Foto: Envac Iberia

En los sistemas neumáticos de recogida y transporte de residuos resulta que una vez que el ciudadano introduce los residuos en el sistema, ya nadie vuelve a tener contacto manual o visual con los mismos. Para una sola instalación, que puede dar servicio a unos 25.000 habitantes, se necesitaría trazar una red distribuida de tuberías que puede oscilar entre los 5 y los 10 kilómetros, dependiendo del ámbito de actuación, y una serie de “puntos de interconexión con los ciudadanos” (compuertas de vertido o buzones) de aproximadamente 150 a 250 puntos.

Es esta interconexión con los ciudadanos lo que diferencia a los sistemas neumáticos, pues, a través de ellos, es posible medir determinados parámetros realmente útiles, como la frecuencia de utilización, los horarios de generación, la tipología de residuo, el nivel de satisfacción. En suma, se puede determinar las necesidades de servicio y adaptarlo para una gestión eficiente del mismo.

En estos momentos, la incorporación de Inteligencia Artificial a los sistemas informáticos de control de las instalaciones de recogida neumática, permite además de todas las funcionalidades descritas anteriormente, proporcionar inteligencia al propio sistema de control. De esta forma, el sistema se autogestiona eficientemente mediante algoritmos que analizan la información previa constantemente y realiza predicciones relativas a las necesidades de vaciado de cada punto, minimizando el consumo energético.

Buzones de recogida neumática con lector de tarjetas
Buzones de recogida neumática con lector de tarjetas en Bergen, Noruega. Foto: Envac Iberia

El concepto de sostenibilidad, tan utilizado en los años 90, ha terminado calando afortunadamente en las sociedades avanzadas, de manera que la conciencia medioambiental es creciente y, en especial, en los estratos jóvenes, donde la preocupación por la vida en nuestro planeta resulta cada vez más intensa.

Si queremos construir ciudades inteligentes, necesitamos disponer de sistemas que “realmente” sean inteligentes, y los únicos que conceptualmente van a poder proporcionar esa funcionalidad en el ámbito de los residuos urbanos serán los sistemas de transporte neumático.

Los sistemas de recogida y transporte neumáticos de residuos fueron desarrollados inicialmente en los países escandinavos; en concreto, en Suecia, a finales de los años cincuenta. Desde entonces y hasta ahora, se han construido más de 700 instalaciones de este tipo en todo el mundo. En todo este tiempo, la tecnología ha ido evolucionando desde un concepto mecánico e industrial hasta un modelo digital e inteligente que proporciona múltiples funcionalidades al largo plazo.

En un futuro bastante inmediato, los sistemas neumáticos de gestión de residuos urbanos sufrirán una explosión de aceptabilidad y demanda, no solo por parte de los responsables municipales, sino fundamentalmente por la fuerza y demanda de los usuarios, que no querrán volver a los sistemas tradicionales con sus habituales inconvenientes.

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