La localidad de la Vall de Gallinera, en el noreste de Alicante, da un paso de gigante en la gestión de sus residuos con la implantación del puerta a puerta y un sistema de pago por generación.
La Vall de Gallinera es un pequeño pueblo de Alicante que el pasado mes de mayo puso en marcha un nuevo sistema de gestión de residuos, que incluía la recogida puerta a puerta y una tasa variable en función de la fracción resto generada, es decir, la basura mezclada o basura en masa, muy complicada de reciclar y que suele terminar en vertederos. Y la respuesta de la población ha sido, según fuentes del propio consistorio, «impresionante».
Los datos oficiales del primer mes —del 8 de mayo al 8 de junio— confirman que la implicación del vecindario ha desviado del vertedero 15.195 kg de residuos que hasta ahora terminaban en la fracción resto, cuando se recogían en contenedores de calle. La media anual de los últimos años situaba la recogida de este rechazo en contenedores en 18.635 kg mensuales. Con la recogida diferenciada, los pesajes reflejan que solo se han recogido 3.440 kg de fracción resto. Esto supone reducir esta fracción en más de un 80%. Son cifras que además se mantienen estables en lo que llevamos del segundo mes.
En cuanto a la fracción orgánica, se han recogido 4.177 kg: casi el 55 % de la recogida Puerta a Puerta es de origen orgánico. Esto significa que se han recuperado más de 7 kg de biorresiduos por habitante en tan solo un mes, y se han evitado los costes y el impacto ambiental asociados al tratamiento mezclado de la basura como rechazo, como se hacía hasta ahora. Así, el servicio ha demostrado poder controlar los costes económicos y ambientales al reducir su transporte —menos CO₂ a la atmósfera— y que además podrá gestionar la materia orgánica en la propia localidad de forma circular, convirtiéndola en compost para los campos, huertos y jardines de la Vall de Gallinera.
Desde el Ayuntamiento lo valoran con satisfacción: «La respuesta de la gente ha superado todas las perspectivas y porcentajes que teníamos previstos. Esto nos anima a seguir mejorando y consolidando el servicio; el vecindario ha entendido que no podemos seguir tirando recursos a un agujero como si el vertedero fuera infinito».
Los primeros análisis de control de la fracción orgánica recogida de forma separada confirman, además, que presenta una calidad superior al 97% de pureza, un resultado que garantiza un compost de gran valor para agricultura y jardinería y reduce notablemente los esfuerzos de tratamiento para retirar impropios.
Este hito es fruto de más de medio año de campaña de sensibilización y formación realizada desde la Oficina Municipal de Medio Ambiente, que ha transmitido en positivo la necesidad del cambio, pero también de la implicación ciudadana, que ha convertido la cuestión de la basura en un proyecto de pueblo, en un reto de superación colectiva para mejorar la Vall de Gallinera.
La gestión directa de la materia orgánica ha permitido contener la tasa de basuras al eliminar gastos de traslado y tratamiento externo, generar compost que se repartirá entre el vecindario que lo solicite, contratar personal local y ampliar servicios como la recogida de poda. Pero, por encima de todo, ha reforzado la conciencia colectiva sobre lo que se tira a la basura y el futuro que la población quiere para su entorno. Con el incentivo del pago de la tasa variable según la generación de la fracción resto, se ha conseguido premiar a quienes separan correctamente los residuos, que han visto reducido ese gasto.
Durante este primer mes se han detectado incidencias menores que se han ido resolviendo desde la Oficina de Medio Ambiente. «La finalidad no es sancionar, sino ayudar; nadie nace sabiendo y todo cambio requiere un periodo de aprendizaje», recuerda el equipo de la Vall Verda, que mantendrá durante el verano el servicio personalizado de consultas y el horario de atención para que la Vall siga avanzando hacia un modelo de residuos cero.