Una nueva investigación revela que los océanos albergan millones de toneladas de nanoplásticos, advierte que eliminarlos será imposible y aboga por la prevención para evitar que más residuos plásticos lleguen a los mares.

Millones de toneladas de nanoplásticos en los océanos
La fragmentación de plásticos más grandes es una de las fuentes de nanoplásticos en los océanos

Una investigación pionera liderada por el Instituto Real de Investigación Marina de los Países Bajos (NIOZ) y la Universidad de Utrecht ha revelado que el Atlántico Norte contiene aproximadamente 27 millones de toneladas de nanoplásticos. Este hallazgo representa la primera estimación real de este tipo de contaminación y podría resolver el enigma del “plástico perdido” en los océanos.

“Esta estimación muestra que hay más plástico en forma de nanopartículas flotando en esta parte del océano que en forma de micro o macroplásticos en todo el Atlántico, e incluso en todos los océanos del mundo”, afirma Helge Niemann, investigador del NIOZ y profesor de geoquímica en la Universidad de Utrecht.

La medición fue posible gracias a una expedición oceánica a bordo del buque de investigación RV Pelagia. Durante cuatro semanas, la estudiante de máster Sophie ten Hietbrink tomó muestras de agua en 12 puntos distintos entre las Azores y la plataforma continental europea. Las muestras se filtraron para eliminar partículas mayores de un micrómetro y, posteriormente, se analizaron en laboratorio mediante espectrometría de masas para identificar las moléculas características de distintos tipos de plástico.

Un dato sin precedentes

Hasta ahora, si bien existían indicios de la presencia de nanoplásticos en aguas marinas, nunca se había logrado cuantificar su volumen. Este avance fue posible gracias a la colaboración interdisciplinaria entre oceanógrafos y científicos atmosféricos, como Dusân Materic, también de la Universidad de Utrecht.

La extrapolación de los datos sugiere la existencia de 27 millones de toneladas de nanoplásticos en el Atlántico Norte. Esta cifra resulta “impactante”, según Ten Hietbrink, y proporciona una posible explicación al déficit entre el plástico producido globalmente y el que efectivamente se ha localizado en los ecosistemas.

Los nanoplásticos pueden llegar al océano a través de diversas vías, como la fragmentación de plásticos mayores por efecto de la radiación solar, el aporte desde ríos contaminados o el depósito atmosférico, ya sea mediante lluvia o caída directa de partículas en suspensión.

Riesgos

Niemann advierte sobre las posibles consecuencias ecológicas: “Sabemos que los nanoplásticos pueden penetrar en tejidos humanos, incluso en el cerebro. Ahora que sabemos lo extendidos que están en los océanos, es evidente que afectan a toda la cadena trófica marina, desde microorganismos hasta peces y depredadores superiores como los seres humanos”.

El equipo planea ahora extender sus investigaciones a otros océanos y estudiar tipos de plásticos no detectados en esta primera campaña, como el polietileno o el polipropileno. Una hipótesis es que estos materiales pudieron haber sido enmascarados por otras moléculas durante los análisis.

El estudio, publicado en la revista científica Nature, concluye con un mensaje contundente: los nanoplásticos presentes no pueden eliminarse. “La única estrategia viable es prevenir que más plástico llegue al medio ambiente. La limpieza no es una opción realista a esta escala”, advierte Niemann, quien acaba de recibir una financiación de 3,5 millones de euros para continuar estas investigaciones.

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