La TRA advierte de que las plantas de procesamiento han alcanzado su límite de capacidad, a lo que se suma las restricciones a las exportaciones de residuos y los problemas de la baja calidad de los textiles de la moda rápida.
La asociación británica para el reciclaje textil (TRA), que representa a recolectores y clasificadores de textiles usados del Reino Unido, ha alertado de un posible colapso inminente del sector del reciclaje textil debido a los desafíos del mercado global.
Por un lado, las entidades miembros de la asociación han informado de la difícil situación que atraviesa el sector y advierten de que existe un temor real de no poder recoger los residuos textiles en tiendas de caridad, centros de reciclaje y bancos textiles comunitarios debido a que se ha alcanzado ya la capacidad máxima de las plantas de procesamiento.
El impacto de que el sector británico no recoja los residuos textiles tendrá «consecuencias medioambientales devastadoras», asegura la TRA, como «la contaminación por microplásticos, la contaminación del agua y la acumulación de residuos textiles en los vertederos».
La industria textil de segunda mano en el Reino Unido está valorada en más de mil millones de libras anuales, lo que repercute en sectores como las organizaciones benéficas, las autoridades locales de residuos, la industria logística, la industria del embalaje, y afectará a 1 de cada 25 puestos de trabajo en el Reino Unido.
Además, la posibilidad de que algunos países europeos suspendan las operaciones de clasificación de textiles agrava los temores de la industria por el futuro del sector. Francia, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Austria han propuesto prohibir la exportación de textiles «usados» dentro de la UE, lo que supone un importante cambio de política.
La crisis del Mar Rojo, que está perturbando las líneas marítimas, ha aumentado considerablemente los costes operativos de los comerciantes textiles. Junto con el aumento de los impuestos de los mercados africanos y asiáticos y la creciente presión para frenar las exportaciones de residuos, la industria se enfrenta a una inmensa presión financiera, asegura la TRA.
Además, la moda rápida ha intensificado la presencia de textiles de baja calidad en el flujo de reciclaje. Esto ha disparado aún más los costes operativos, empujando a muchas empresas al borde del colapso financiero.
Por todo ello, la TRA ha instado al Gobierno británico a que intervenga y regule la industria, incluyendo la introducción de un sistema de responsabilidad ampliada del productor (RAP). «Se necesita un diálogo transparente y esfuerzos concertados para apoyar una industria sostenible», afirma la entidad.
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