Organizaciones en favor del derecho a reparar denuncian que, en menos de un mes, Microsoft dejará obsoletos millones de equipos informáticos en todo el mundo, que pueden acabar como basura electrónica.
El próximo 14 de octubre, Microsoft pondrá fin al soporte gratuito de Windows 10, un sistema operativo que aún utilizan casi la mitad de los ordenadores con Windows en todo el mundo. La medida podría condenar a la obsolescencia a 400 millones de equipos, generando más de 700 millones de kilos de residuos electrónicos evitables.
La decisión coincide, irónicamente, con el Día Internacional de los Residuos Electrónicos (14 de octubre) y llega apenas cuatro días antes del Día Internacional de la Reparación (18 de octubre), que busca visibilizar alternativas frente a la cultura de la obsolescencia programada.
Los equipos afectados no podrán actualizarse a Windows 11, por lo que sus usuarios tendrán cuatro opciones: comprar un nuevo ordenador, pagar un programa de extensión de soporte temporal ofrecido por Microsoft, migrar a otro sistema operativo o seguir usando Windows 10 sin actualizaciones de seguridad, con los riesgos que ello implica.
Obsolescencia por software: un desafío creciente
Diversas organizaciones de economía circular y derechos digitales denuncian que esta medida constituye un caso claro de obsolescencia inducida por software: millones de dispositivos que funcionan perfectamente quedarán fuera de uso, no por fallos técnicos, sino por decisión de la compañía.
“Las empresas pueden hacer esto porque no existen regulaciones que lo impidan. Pedimos a la comisaria europea Jessika Roswall que introduzca requisitos de diseño ecológico para los ordenadores portátiles, garantizando al menos 15 años de actualizaciones de software”, afirma Cristina Ganapini, coordinadora de la coalición Right to Repair Europe.
El problema no se limita a los ordenadores. También afecta a equipos médicos, relojes inteligentes, dispositivos del hogar conectado e incluso juguetes, todos vulnerables a quedar obsoletos por falta de soporte digital.
Movimiento por el derecho a reparar
En paralelo, el Día Internacional de la Reparación movilizará a miles de personas en talleres comunitarios y comercios locales para prolongar la vida útil de portátiles y otros aparatos. Estas iniciativas han demostrado que es posible ahorrar dinero, reducir emisiones y combatir el modelo de “usar y tirar”.
“Las comunidades están demostrando que existen alternativas. Pero necesitamos que fabricantes como Microsoft extiendan automáticamente el soporte de Windows 10 y que se legisle para hacer ilegal la obsolescencia por software”, declara Ugo Vallauri, codirector de The Restart Project.
Impacto ambiental
Más allá de su fin de vida, el informe recuerda que la mayor parte del impacto ambiental de los productos electrónicos ocurre antes de que lleguen al usuario: extracción de minerales, producción y montaje de componentes, ensamblaje y transporte concentran la mayoría de las emisiones asociadas. Por ello, extender la vida útil de los dispositivos es una de las medidas más eficaces para reducir la huella de carbono del sector tecnológico.