A pesar del creciente interés por la sostenibilidad, la desconfianza de los consumidores en la seguridad y calidad frena la compra de productos reutilizados o reparados, según un estudio global.
Aunque un 68% de los consumidores a nivel mundial declara estar motivado por el deseo de proteger el medio ambiente al adoptar prácticas como reutilizar, reparar o reciclar, un importante «factor miedo» continúa obstaculizando la compra de productos reacondicionados, según revela el estudio global ‘The Tipping Point: Building Trust in the Circularity Economy’, elaborado por BSI en colaboración con el Cambridge Institute for Sustainability Leadership (CISL).
El informe identifica tres preocupaciones clave que limitan el avance de la economía circular entre los consumidores: la falta de confianza en la calidad (56%), la seguridad (51%) y la fiabilidad (49%) de los productos circulares. Estas percepciones actúan como barreras para dejar atrás el modelo lineal de consumo, aún dominante, basado en comprar, usar y desechar.
Percepción y realidad: una brecha que persiste
Aunque el 76% de los encuestados reconoce que la circularidad influye en sus decisiones de compra, y un 53% se considera «adoptador temprano» de comportamientos circulares (como reutilizar envases o comprar productos de segunda mano), la realidad es otra: solo el 33% estaría dispuesto a adquirir tecnología usada y apenas el 31% optaría por alimentos en envases reciclados frente a los convencionales.
Incluso en categorías con un impacto ambiental significativo, el compromiso sigue siendo bajo: únicamente el 29% compraría muebles de segunda mano, el 25% aceptaría adquirir frutas o verduras con imperfecciones estéticas, y solo el 22% se plantearía comprar una bicicleta o patinete usados.
La confianza, elemento clave para avanzar
Además de las dudas sobre la calidad, el estudio señala que un 32% de los consumidores no confía en las afirmaciones medioambientales de las marcas. No obstante, un 59% afirma que la existencia de etiquetas reconocidas que avalen dichas afirmaciones contribuiría a aumentar su confianza en los productos circulares.
Susan Taylor Martin, CEO de BSI, subraya que “la economía circular representa una gran oportunidad para proteger los recursos naturales y generar beneficios económicos. Sin embargo, la confianza es todavía una barrera crítica. Las empresas deben ir más allá del discurso sobre sostenibilidad y demostrar con hechos que los productos circulares son duraderos, fiables y seguros”.
Por su parte, Lindsay Hooper, directora del CISL, destaca que “la transición hacia una economía circular generalizada dependerá de la credibilidad y la calidad de los productos y servicios circulares. Las organizaciones que actúen con decisión para integrar estas cualidades estarán en posición de liderar un cambio económico transformador”.