A pesar de la crisis provocada por el aumento de los precios de la energía, y de su impacto en los costes de gestión del aceite industrial usado, el pasado año se recogió el 100% de este residuo peligroso en el País Vasco.

Cambio de aceite usado

A través de SIGAUS se recogieron el pasado año en el País Vasco 22.092 toneladas brutas de aceites usados (incluyendo impropios como agua y otros sedimentos) repartidas entre 2.857 establecimientos (siendo el 46% talleres mecánicos) de sectores tan diversos como la automoción, la industria, el transporte, el comercio o la construcción.

Esta generación fue extremadamente dispersa en el territorio, ya que cerca de la mitad de estos puntos productores de aceite usado (un 49%) generaron menos de una tonelada de residuo, acumulando entre ellos apenas un 3% del total del aceite usado generado. En total, para recoger todo el aceite usado fue necesario efectuar 8.370 operaciones de recogida entre 183 municipios vascos.

Gestión en las zonas más vulnerables

Una vez terminada su vida útil, el aceite industrial se convierte en un residuo muy contaminante debido a la presencia de metales pesados y otras sustancias tóxicas, que puede afectar negativamente a nuestro entorno y a la salud de las personas si no se trata adecuadamente. Por ello, es fundamental contar con un sistema logístico y financiero que permita recoger este residuo allí donde se produce, aunque sea en zonas alejadas o de difícil acceso. Así, gracias al sistema logístico puesto en marcha por SIGAUS, se recuperaron el pasado año 3.890 toneladas de aceite usado en 76 municipios rurales vascos, otras 18.269 t en municipios de montaña y 1.957 t en municipios de menos de 1.000 habitantes.

El coste logístico de recuperar el residuo en este tipo de zonas es muy elevado, ya que implica largos desplazamientos poco rentables, más aún en estos momentos en el que la crisis energética ha elevado tanto el precio de los combustibles, por lo que la financiación de la recogida del residuo resulta fundamental como servicio ambiental, pero también económico y social en estas zonas poco pobladas y alejadas de los grandes núcleos urbanos que, sin embargo, suelen contar con grandes valores naturales.

“En 2021 hemos sido testigos del aumento de los precios de la energía y de los combustibles, un incremento que en los últimos meses ha superado el 60%. Dado que cada año es necesario recorrer miles de kilómetros para recuperar el aceite usado que se genera en el País Vasco, resulta evidente cómo la crisis en los precios de la energía tiene un fuerte impacto en los costes de gestión del residuo del aceite industrial”, señala Eduardo de Lecea, Director General de SIGAUS. “Para que estos vaivenes del mercado no impidan que la gestión del aceite usado se lleve a cabo, la financiación que aportamos para cubrir el déficit de estas actividades resulta fundamental, para que ésta sea viable ambiental y económicamente.”

Gran importancia tuvo, asimismo, la recogida del residuo junto a espacios protegidos, donde evitar la contaminación del aceite usado resulta imprescindible para evitar un importante impacto ambiental. En 2021 se atendieron 35 establecimientos generadores de este residuo situados en el entorno de 13 espacios protegidos vascos, entre los que se encuentran parques naturales, reservas de la biosfera o reservas naturales. En estos enclaves se recogieron en total 106 toneladas de aceite usado. Como ejemplo, en el Parque Natural de Aralar se recogieron 22 t, y 24 t en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

En el mismo sentido también fue destacable la recogida del aceite usado en el entorno de recursos hídricos, como ríos, embalses o lagos. Hay que tener en cuenta que se trata de un residuo especialmente dañino para los medios acuáticos ya que, si se vierte en el agua, crea una capa que impide el traspaso de oxígeno, imposibilitando la vida para la fauna y flora. En estos entornos se recogieron 667 toneladas de residuo en 88 puntos productores. Como ejemplo, se recuperaron 35 t en instalaciones a menos de 250 m de zonas sensibles a la contaminación de las aguas, como la Bahía de Txingudi.

Tratamientos con beneficios ambientales y económicos

Una vez recogido, el aceite usado fue trasladado a centros de transferencia para su análisis y eliminación de posibles impropios, proceso que una vez completado resultó en una cantidad neta de aceites usados de 9.510 toneladas, volumen finalmente tratado para obtener nuevos productos, siguiendo los principios de la economía circular.

De esta cantidad, cerca de tres cuartas partes del residuo, 6.936 toneladas, fueron destinadas a regeneración. Se trata de un tratamiento que permite obtener nuevas bases lubricantes del aceite usado y que es el que prioriza la actual normativa. Gracias al residuo regenerado en el País Vasco durante el pasado año fue posible producir más de 4.300 toneladas de nuevos lubricantes y ahorrar más de 2 millones de barriles de petróleo, en comparación a si esos lubricantes se hubiesen producido a partir del refino del crudo. Además, el aceite usado regenerado también permitió evitar la emisión de más de 4.600 toneladas de CO2 a la atmósfera, y el gasto de 88 GWh lo que supuso otro claro beneficio para nuestro entorno.

El resto del aceite usado no regenerado fue valorizado energéticamente mediante otro tratamiento que permite transformar el residuo en un combustible de uso industrial que suele usarse en hornos de cementeras, papeleras o en centrales térmicas de generación eléctrica, minimizando así el uso del fuel óleo o de otros combustibles provenientes del petróleo. Este tratamiento también reportó diversos beneficios a nuestro entorno, ya que gracias al aceite usado valorizado energéticamente en el País Vasco (2.574 toneladas) fue posible evitar la emisión de 1.410 toneladas de CO2 a la atmósfera y ahorrar 2,4 GWh de energía.

“La economía circular del aceite usado es una realidad posible gracias a la colaboración conjunta de empresas adheridas, gestores del residuo, administraciones públicas y ciudadanía. Llevamos 15 años asegurando la gestión de este residuo, afrontando para ello diferentes crisis –de oferta, de demanda, el Covid y ahora los precios energéticos–, y seguiremos trabajando en esta línea para que ni una sola gota de este residuo contamine nuestros paisajes”, subraya el Director General de SIGAUS.

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