Alexandra Farbiarz Mas.
Comunicóloga, especializada en Biotecnología y Medio Ambiente.
A la vista está que toca hacer mucha divulgación y hasta me atrevo a decir proselitismo porque falta conciencia y acciones sobre qué es y que significa la economía circular.
Introducción
Ecología y economía comparten el mismo prefijo: eco. Según la RAE significa ‘casa’, ‘morada’ o ‘ámbito vital’. Cualquiera de estas tres acepciones tiene algo que los une: unos límites que le confieren su propia entidad. Economía y ecología debería ir de la mano puesto que la economía administra lo que la ecología le provee.
Pero es evidente que esta concepción del límite la economía lineal no ha sabido respetarla y ya hace tiempo que se han gestado las consecuencias que esto tiene sobre nosotros y nuestro medio ambiente. La posibilidad de generar una economía circular mucho más saludable y sostenible está siendo impulsada desde hace años desde instancias tanto gubernamentales, algunas entidades financieras como muchas iniciativas tanto empresariales como del tercer sector.
Estado de la economía circular
Sin embargo, según el Circularity Report de 2025 que mide los índices de circularidad a nivel mundial, solo un 6,9% de la economía internacional puede considerarse como circular. Lo triste es que el índice ha bajado respecto al informe anterior que estaba situado en un 7,2%. En España, según datos de la Fundación Fórum Ambiental, en octubre de 2023, el nivel de circularidad en España era del 8%, por encima de la media mundial pero por debajo de la media europea que era del 11,7% mundial.
De forma espontánea en una conferencia que di me salió del alma decir “bienvenidos a la secta de la economía circular”, porque los que trabajamos en ellos, a base de estudiar sobre ello, de compartir experiencias circulares o congresos sobre la materia pensamos que es un paradigma económico. O quizás por que conocemos el Pacto Verde y sabemos que en 2026 se plantea adoptar un nuevo Plan de Acción Circular de la UE, o que existe una Estrategia Española de Economía Circular para 2030 acabamos generando, sin darnos cuenta una cierta ficción de que, potencialmente, todo el mundo está por la labor. Pero los resultados nos indican todo lo contrario. ¿Qué es lo que impide que la transición hacia la economía circular vaya más rápido si en ello nos jugamos tanto?
A la vista está que toca hacer mucha divulgación y hasta me atrevo a decir proselitismo porque falta conciencia y acciones sobre qué es y que significa la economía circular para poder hacer comprender que existen otras formas de hacer economía y que juegan a nuestro favor y no en nuestra contra. Las formas que adopta la economía circular son múltiples y se aplica a distintos sectores como a distintas dimensiones de las propias administraciones, no solo a las empresas y al tercer sector. Actualmente es interesante poder observar la cantidad y calidad de alternativas de circularidad que se necesita que lleguen a niveles de gestión, muchos de los cuales aún siguen formateados en la economía lineal.
Vivimos un problema de percepción cultural que nos impide discernir aquello que nos perjudica de aquellas oportunidades que nos apoyan. Pero no nos llevemos a engaños: cuando se quiere hacer un cambio económico se lucha contra factores tales como:
- Intereses económicos que no quieren plantearse cambios a pesar de los daños que generen.
- Impedimentos jurídicos que no adoptan los instrumentos legales para hacer posible las innovaciones cuando se necesitan.
- Las propias dificultades del sistema jurídico y político en tener profesionales especializados en cuestiones económicas en sus áreas de trabajo.
- La falta de apoyos reales para las inversiones económicas necesarias para emprender o transitar modelos de negocio sostenibles, y medioambientales
- La falta de imaginación y coraje para visualizarnos en nuevas formas de hacer economía, gobernanza y crear nuevas relaciones sociables más equitativas.
- El dominio de una cultura de un consumismo sin frenos que tampoco hace las personas más felices, pero crean sensación de potencial opulencia.
Quedarnos con relatos bonitos sin apoyar de forma real a los proyectos y empresas que trabajan en la dirección correcta, nos crea una visión ilusoria que puede resultar muy peligrosa a corto, medio o largo plazo. Porque la ecología se está tambaleando y nos envía señales muy claras de que se necesitan cambios en la forma en que entendemos hacer economía. La pérdida de biodiversidad, la crisis climática y sus consecuencias, así como la sobre explotación de los recursos son avisos más que evidentes, entre otros muchos impactos que ya no se sabe ni cómo van a ir escalando en un futuro de lo difícil que nos lo estamos poniendo y a pesar de todos los estudios científicos que existen al respecto. Porque nuestra economía depende de nuestra casa, nuestra ecología, y no al revés.
Agentes e instrumentos de visibilización de una economía circular
Por ello es importante visibilizar y apoyar casos de éxito o de emprendimiento de pequeños proyectos y empresas circulares que aterrizan en nuestros comercios, generando también un tejido socioeconómico en nuestras calles. De este modo contribuyen a nuestra seguridad de una forma amable. Así proteger el pequeño comercio circular es una herramienta también para dar a conocer esta otra economía que apoye a la ecología mediante la economía circular y de socializarla a pie de calle.
También es importante visibilizar esas empresas medianas y grandes empresas que están transitando o ya están siendo modelos de economía circular y hacerlo sin prejuicios y con rigor. La Directiva Green Claims (Directiva sobre Declaraciones Ambientales) hubiese sido un instrumento para cotejar este buen hacer y para facilitar el trabajo a los medios de comunicación. Esperemos que el desarrollo del pasaporte digital de productos ocupe su lugar y al menos ayude a la transparencia de la economía circular aunque en un principio la UE haya priorizado unos determinados sectores.
Por otro lado, según que administraciones también han de ser motor de este cambio mostrando no solo un compromiso siendo garantes de esta incipiente economía circular, sino siendo ellas mismas prueba de que accionar y mantener la economía circular es más que posible. Obviamente aquí, las demandas de contratación pública verde también juegan un papel esencial que no siempre se cumple porque se ponen por delante criterios económicos que supuestamente salen «más a cuenta». Hay que empujar a que se entienda que la inversión de hoy es un futuro más garantista para el mañana. Y aunque algunos puedan no considerarlo economía circular en sí mismo, que se lo pregunten a todos los que se dedican a la gestión de los bosques y el precio que vamos a pagar de más por no haber querido hacer una prevención activa a tiempo o el de los damnificados por la Dana de Valencia por poner algunos terribles ejemplos cercanos en el tiempo.
Y finalmente necesitamos conversaciones diferentes, crear discursos imaginativos con pruebas reales de cambio que se puedan asumir empezando por nuestras casas hasta nuestros centros de trabajo o atrevernos a hablar de ello incluso con aquellos que nos les parece interesar porque, a veces, cuando la gente descubre algún producto o servicio circular práctico que les interesa es el primer paso para que empiecen a considerar que esta otra manera de generar economía vale la pena. Y aquí es donde empieza la semilla de pequeños pero cambios necesarios.
Conclusiones
Doy fe de la cantidad de proyectos y empresas que existen actualmente en economía circular pero que, en pocas ocasiones, van más allá de los foros ya interesados y aquí radica el problema. Tenemos que salir de los espacios de los ya convencidos para acercarnos a los indiferentes o no convencidos…, en esto consiste el reto. Y no es nada fácil pero sí abordable. Hay que que hacer comprender los vínculos entre lo que vemos y lo que nos resulta invisible.
En este sentido, quizás algunos de vosotros se pregunten, ¿por qué el titulo de economía y ecología y no sobre economía circular? Pues porque los límites nos lo pone la ecología: todo lo que permite hacer la vida. A menudo desconectamos la economía de la naturaleza, como si todo cupiera en cifras en bolsa. Pero no, la vida no se limita a un panel donde unos pocos gritan entre sí para llevarse la mejor parte del «pastel». En esos paneles se reflejan eso sí, gran parte de lo que nos daña. Y es que la naturaleza, como decía la gran científica Lyn Margulis evolucionó gracias a la endosimbiosis, algo parecido a la cooperación que puede desarrollar la especie humana.
Desde aquí agradecer a todas las empresas que han sido valientes por apostar por nuevas formas de economía y que han puesto la circularidad en el corazón de sus actividades. Y también a las que, por falta de apoyo, han tenido que cerrar.