Investigadores de la Universitat de València estudian las zonas húmedas ibéricas para conocer su potencial como sumideros de carbono, de cara a mitigar la acción del cambio climático. El proyecto evaluará los principales factores que afectan a la capacidad de secuestro de CO2 de estos ecosistemas.

Analizan el potencial de los humedales ibéricos como sumideros de carbono
Dos investigadoras de la UV realizando pruebas en uno de los humedales analizados

Un grupo de investigadores del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva de la Universitat de València, liderado por el profesor Antonio Camacho, está estudiando los principales tipos de zonas húmedas ibéricas para conocer su potencial como sumidero de carbono y, de esta manera, mejorar su gestión y reforzar su acción en la mitigación del cambio climático.

Los análisis ya realizados a través del proyecto Carbonsink han demostrado la importancia de la conservación del buen estado ecológico de los humedales para “garantizar su rol en la captación de carbono atmosférico, así como para reducir las emisiones de metano, un gas que tiene una capacitado de efecto invernadero todavía mucho más potente que el CO2”, subraya el profesor Camacho.

La investigación también ha identificado factores clave en la regulación del ciclo del carbono en las zonas húmedas, como por ejemplo la temperatura, la salinidad del agua, el nivel de inundación y la concentración de elementos que tienen la capacidad de actuar como abonos. Algunos de estos, como apunta Camacho, “pueden ser modificados, de varias maneras, con buenas prácticas de gestión y restauración que mejoran el estado de conservación de los ecosistemas y que, paralelamente, ayudan al secuestro de carbono atmosférico para mitigar el cambio climático”. El proyecto que se empieza a desarrollar este mes, denominado Carbopractic, hará el seguimiento de estas variables y permitirá diseñar ajustes con modelos de gestión medioambiental.

Los análisis ya realizados han demostrado la importancia de la conservación del buen estado ecológico de los humedales para garantizar su rol en la captación de carbono atmosférico, así como para reducir las emisiones de metano

Carbosink se ha centrado en dos de los tipos de zonas húmedas más extendidos en la península Ibérica. En primer lugar, los marjales costeros –uno de los ecosistemas valencianos más característicos– y, en concreto, las de los Moros y del Parque Natural de Pego-Oliva. Y, en segundo, las lagunas salinas, entre las cuales se escogieron algunas de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda. De hecho, estas se encuentran entre las zonas húmedas de interior más relevantes y son paradigma peninsular en el contexto europeo. A su vez, han sido también seleccionadas porque la salinidad, tal como se ha demostrado, puede jugar una función clave en la regulación de la emisión de metano.

Biológicamente muy activos

Las zonas húmedas se encuentran entre los ecosistemas biológicamente más activos del planeta y, a pesar de su superficie relativamente pequeña en comparación con otros tipos de espacios naturales, tienen un papel fundamental en los ciclos biogeoquímicos a escala planetaria; en consecuencia, su conservación y buenas formas de gestión pueden ayudar en la mitigación del cambio climático.

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