La Oficina Internacional del Reciclaje insiste en que las definiciones de acero verde deben basarse en las emisiones a lo largo del ciclo de vida completo, no solo en el método de producción o el origen del material.

El relciclaje, clave en el acero verde

La Oficina Internacional del Reciclaje (BIR, por sus siglas en inglés) ha publicado un nuevo documento de posición en el que alerta sobre los riesgos de definir el «acero verde» sin criterios rigurosos ni reconocimiento del valor medioambiental del reciclaje. La organización reclama una mayor equidad y objetividad científica en los marcos regulatorios que están moldeando el futuro del acero descarbonizado.

Según BIR, metodologías actuales como las basadas en escalas variables o enfoques comparativos (benchmarking) pueden acabar clasificando como «verde» a acero de altas emisiones producido con materias primas vírgenes, mientras que se margina al acero reciclado producido mediante hornos de arco eléctrico (EAF), una tecnología que puede reducir hasta en un 74% las emisiones frente al método tradicional de horno alto.

“No pedimos un trato preferente, sino igualdad de condiciones. Las afirmaciones ambientales deben basarse en datos reales, y el reciclaje debe ser reconocido como parte esencial de la descarbonización”, afirma Susie Burrage, presidenta de BIR.

La organización insiste en que las definiciones de acero verde deben basarse en emisiones a lo largo del ciclo de vida completo, no solo en el método de producción o el origen del material. Además, llama a incluir requisitos mínimos de contenido reciclado en la contratación pública, especialmente en los sectores de la construcción, transporte e infraestructuras.

Arnaud Brunet, director general de BIR, advierte sobre el impacto negativo de las restricciones al comercio internacional de acero reciclado. “Estas barreras no solo interrumpen las cadenas de suministro globales, sino que también limitan las tasas de reciclaje en los países exportadores y retrasan la adopción de soluciones circulares en mercados clave”.

Por todo ello, BIR lanza una serie de recomendaciones dirigidas a los responsables políticos:

  • Establecer estándares de acero verde basados en emisiones reales y medibles.
  • Rechazar restricciones a la exportación de acero reciclado.
  • Usar la contratación pública para incentivar la producción circular y baja en carbono.
  • Invertir en infraestructuras de recogida y clasificación para mejorar las tasas de reciclaje.
  • Incluir al sector del reciclaje en el diseño de políticas y estándares sobre acero verde.

“La industria del reciclaje es un socio clave en la transición a una economía más limpia y circular —concluye Burrage—. Definir adecuadamente el marco del acero verde no es solo una cuestión de competencia justa, sino de garantizar que las políticas realmente cumplan con sus promesas en materia de clima y eficiencia de recursos”.

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