La tasa de reciclaje en el territorio se situó en el 37%, destacando especialmente las fracciones de papel y vidrio, que presentan las mejores tasas de recuperación.

La generación de residuos urbanos en Álava ha mantenido su tendencia descendente en los últimos años, con una reducción del 5% entre 2019 y 2022. Así lo refleja el primer balance del Plan de Prevención y Gestión de Residuos Urbanos de Álava 2017-2030, presentado el pasado viernes en las Juntas Generales del Territorio.
Según detalló la diputada foral de Desarrollo Económico y Sostenibilidad, Saray Zárate, esta disminución se produce en un contexto de crecimiento económico, lo que evidencia “un desacoplamiento entre el avance del PIB y la generación de residuos”.
En 2023, se generaron 131.395 toneladas de residuos, lo que equivale a 390,26 kilogramos por habitante, la cifra más baja registrada en los últimos diez años.
En cuanto al reciclaje, el porcentaje se situó en el 37%, destacando especialmente las fracciones de papel y vidrio, que presentan las mejores tasas de recuperación.
Buenas prácticas y nuevas infraestructuras
El Plan contempla tres grandes áreas de actuación: buena gobernanza, jerarquía de residuos y sostenibilidad. En el apartado de gobernanza, Zárate puso en valor iniciativas locales como la recogida domiciliaria y compostaje en Kripán, el proyecto piloto de agrocompostaje en colaboración con Abere o los programas del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz como Konpondu, Reutilizagune y el reciclaje de neumáticos de bicicleta para mobiliario urbano.
Respecto a las infraestructuras, se encuentra en proceso de licitación la planta de compostaje KompostAraba, para tratar biorresiduos recogidos de forma separada. También está en tramitación la construcción de una planta de voluminosos y reutilización, así como nuevos espacios de gestión como el garbigune de Campezo-Montaña Alavesa.
Inversión y retos futuros
Zárate subrayó las medidas de acompañamiento en prevención, entre ellas las campañas para impulsar la recogida selectiva de la fracción orgánica y una línea de ayudas a proyectos de gestión de biorresiduos promovida por la Diputación Foral.
En total, la institución ha destinado 13 millones de euros a la gestión integral de residuos, un 44% más que en 2024, para seguir avanzando en los objetivos del plan.
Finalmente, la diputada señaló que el principal reto del Plan hasta 2030 será acelerar su implantación, para lo cual será “imprescindible un impulso técnico y político que atraiga a la ciudadanía a un proyecto que impacta directamente en la calidad de vida y el medioambiente del territorio”.