Maria Passalacqua

Directora del Club EMAS

En el marco del proyecto sobre economía circular en el sector sanitario en Cataluña, llevado a cabo con el apoyo de la Agencia de Residuos de Cataluña, han surgido aspectos interesantes que queremos compartir con otros centros sanitarios para que otros puedan inspirarse y también compartir soluciones.

Hacia la economía circular en el sector sanitario

La sanidad es responsable de entre el 4 y el 5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) y se considera el quinto mayor emisor del planeta si se compara con la actividad de un país, por lo que su impacto no es indiferente y, aunque se trata de una actividad clave para cualquier sociedad, no puede ignorar el impacto que genera. En este sentido, se han generado varias iniciativas que se centran en la importancia de reducir el impacto medioambiental y aumentar la circularidad del sector como forma de cuidar el planeta y nuestra propia salud, por ejemplo, la OMS ha creado la Alianza para la Acción Transformadora sobre el Clima y la Salud (ATACH) que tiene como objetivo lograr sistemas de salud resilientes y con bajas emisiones de carbono. Además, el enfoque «Una sola salud», que ha cobrado impulso y se ha reforzado desde la pandemia, tiene como objetivo equilibrar y optimizar la salud de las personas, los animales y los ecosistemas. Utiliza los estrechos vínculos de interdependencia entre estos ámbitos para establecer nuevos métodos de vigilancia y control de enfermedades.

Además de estas iniciativas globales, varios países están adoptando estrategias de economía circular o planes de descarbonización. Por ejemplo, los Países Bajos han acordado un Pacto Verde sobre Sanidad Sostenible[1]  en el que participan diferentes partes interesadas, entre ellas asociaciones sectoriales, instituciones de investigación y la Asociación Bancaria Neerlandesa, mientras que el Ministerio de Sanidad español está promoviendo el marco normativo necesario para que el sistema se descarbonice para 2050[2]. Dinamarca ha diseñado una estrategia para reducir el impacto del sector y acelerar su transición y, en 2020, las regiones danesas se fijaron el objetivo de que todos los hospitales públicos redujeran para 2030 el 75 % de sus emisiones de CO2 procedentes de la energía y el transporte en relación con los niveles de 2018. Las medidas incluyen una serie de acciones, como edificios respetuosos con el clima, conversión de la calefacción y ambulancias híbridas. Desde entonces, las regiones han llevado su ambición un paso más allá, intensificando su atención en las emisiones de CO2 de los productos y servicios adquiridos a sus proveedores[3].

¡Este es claramente un momento clave para el sector sanitario!

Echemos un vistazo a los diferentes aspectos de la economía circular (tanto a nivel sistémico como a nivel de prácticas concretas) que se han recopilado en el marco del proyecto.

El proyecto, ha brindado la oportunidad de celebrar reuniones de intercambio con representantes y expertos de otros países y regiones (concretamente, Polonia, Reino Unido, Dinamarca, Francia y Eslovaquia) y conocer las acciones y proyectos de otros países con el fin de comprender si existen barreras comunes entre los diferentes países y conocer qué funciona y qué no. Lo que está claro es que aún quedan muchas barreras por superar, pero, en general, el sector está trabajando para reducir su impacto medioambiental.

Hasta ahora, en el proyecto se ha detectado que no existe un enfoque homogéneo para la gestión de los residuos sanitarios, ya que, por un lado, no existe una normativa europea común específica para este tipo de residuos y, por otro, el marco normativo puede variar entre los Estados miembros. En Polonia, por ejemplo, no existe una normativa específica, pero una parte de la normativa sobre residuos está dedicada específicamente a los residuos sanitarios y, además, existen otras dos leyes sobre la gestión y el almacenamiento de residuos sanitarios. En España, por el contrario, no existe una normativa estatal específica ni la normativa general sobre residuos se ocupa de este tipo de residuos, pero actualmente existen varias normativas específicas creadas por cada una de las comunidades autónomas en las que se divide el país.

Además, las normativas existentes no siempre cubren todos los flujos de residuos sanitarios, por ejemplo, no siempre tienen en cuenta los residuos generados en el domicilio del paciente, una situación cada vez más habitual, o dependen de si el tratamiento se ha administrado con o sin la intervención del personal sanitario en el domicilio del paciente; en ocasiones, los residuos generados por centros de investigación o salones de tatuajes no se consideran residuos sanitarios, aunque se trate del mismo tipo de residuos.

En este sentido, Francia, por su parte, está muy avanzada en lo que respecta al sistema de responsabilidad ampliada del productor para los residuos punzantes generados en los domicilios – denominado DASTRI[4], y es el único país del mundo que cuenta con un sistema regulado de recogida de este tipo de residuos que cubre todo el territorio nacional. Existen sistemas similares en California (EE. UU.) y en algunas regiones de Canadá, pero hasta ahora Francia es el único país que cuenta con un sistema a escala nacional. El programa está compuesto por un consorcio de 80 empresas fabricantes, lleva ya 10 años en funcionamiento y, gracias a ello, los pacientes en Francia reciben gratuitamente un contenedor verde para recoger los objetos punzantes. La ley estipula que son las farmacias las que entregan y recogen los contenedores. El sistema recoge actualmente el 83 % de los objetos punzantes de los pacientes privados a través de una red de 21 000 farmacias. Además, desde 2020, también han implementado la recogida de objetos punzantes que también son RAEE (un tipo de producto cada vez más presente en los tratamientos domiciliarios) y que se depositan en un contenedor separado. Para penetrar aún más en todos los niveles de la sociedad, están trabajando para incluir automáticamente una frase en el software de recetas del sistema sanitario, de modo que cada vez que se prescriba un tratamiento con estas características, el paciente sepa que tiene derecho a deshacerse de los envases. Y para aumentar la circularidad en el futuro, el siguiente paso será encontrar la forma de poder reutilizarlos.

Además del diferente enfoque normativo, también ha habido un enfoque diferente en el tratamiento de estos residuos, ya que Polonia ha optado por la incineración en el pasado, lo que significa que, desde un punto de vista práctico, los centros sanitarios no están muy motivados para separar los residuos, ya que la mayor parte de ellos serán incinerados. En Cataluña, por ejemplo, el decreto actual divide los residuos sanitarios en cuatro grupos y establece el tipo de tratamiento que corresponde a cada uno, siendo la esterilización con posterior vertido e incineración los principales tratamientos.

Es evidente que, para que los servicios sanitarios sean más circulares y reduzcan su impacto, será fundamental migrar hacia otros sistemas de tratamiento que permitan recuperar los materiales y, en consecuencia, será necesaria una mayor y mejor segregación. En este sentido, cabe destacar una interesante iniciativa del personal de un hospital francés, que separa y recupera más de 100 tipos de materiales termoplásticos. Lo bueno de esta iniciativa es que ha surgido desde abajo, el anestesista que la promueve ha creado tarjetas con fotografías para cada área del hospital para que al personal le resulte fácil identificar los materiales y han creado un grupo de WhatsApp para resolver dudas de forma rápida y sencilla.  La iniciativa lleva más de 6 años en marcha y hasta ahora no han tenido ningún accidente laboral relacionado con la segregación de estos materiales. Por último, los ingresos obtenidos con la venta de estos materiales se destinan a un proyecto social[5].

Una valoración general realizada por varias partes interesadas con las que se ha interactuado en el proyecto es que, desde la pandemia, se ha producido un fuerte descenso de las buenas prácticas medioambientales, existe una tendencia a considerar los residuos como infecciosos con mayor frecuencia y se observa una tendencia hacia los productos de un solo uso debido a la percepción de seguridad que ofrecen, en detrimento de los materiales reutilizables. Afortunadamente, existen estudios y proyectos para contrarrestar esta tendencia. Por ejemplo, en Dinamarca se está llevando a cabo una prueba piloto para sustituir los kits desechables por instrumental reutilizable (pinzas, tijeras, etc.) y, de forma similar, en los Países Bajos se está trabajando en la reutilización de instrumental de acero inoxidable, así como en su reparación o reprocesamiento.

Por otro lado, la pandemia también ha puesto de manifiesto que, en una situación de crisis, podemos enfrentarnos a riesgos derivados de la falta de determinados recursos o de la dependencia de proveedores lejanos. Algunas organizaciones han sido capaces de encontrar soluciones impensables durante la pandemia; por ejemplo, en los Países Bajos se implementó incluso un proceso de desinfección para reutilizar las mascarillas «desechables» (hasta cinco veces). Es evidente que, si se ha demostrado que funciona, es necesario pensar en cómo integrar estas soluciones en la actividad habitual o en situaciones de crisis (siempre teniendo en cuenta la normativa vigente) y reducir así la demanda de recursos del sector, al tiempo que se aumenta su resiliencia. En los Países Bajos se promueve constantemente el diseño ecológico de los dispositivos médicos, por ejemplo, el rediseño de los dispositivos laparoscópicos para que sean más reutilizables/reciclables; además, apuestan por contar en cuatro años con el primer robot quirúrgico con criterios de circularidad y también con los primeros implantes con criterios de sostenibilidad medioambiental[6].

Si el primer paso es reutilizar siempre que sea posible, también hay margen de mejora en este sector en lo que respecta al reciclaje. Algunas iniciativas interesantes son el estudio sobre la viabilidad del reciclaje de tubos de sangre[7]  (Dinamarca) y el reciclaje de película de polipropileno[8]  para la fabricación de abridores de instrumentos y el reciclaje de acero para bandejas para la esterilización de instrumentos (Países Bajos).

Otro aspecto que ha salido a la luz es que no siempre existe el mismo nivel de implicación por parte del personal, y las razones pueden ser muy variadas. En algunos casos, el personal sanitario no tiene asumido que la prevención de residuos y la reducción del impacto medioambiental también forman parte de su trabajo diario; en otros casos, hay una falta de recursos; en algunas áreas se trabaja a un ritmo muy intenso; en algunas realidades hay desmotivación debido a la falta de atención a las demandas del personal, etc.

Los profesionales no siempre reciben formación sobre residuos durante sus estudios (o es muy básica) y se forman principalmente en el lugar de trabajo. En algunos casos, se ha afirmado que la formación es la misma que hace años y no se adapta necesariamente a la realidad actual. Pero esto también está cambiando. En los Países Bajos existe una Red Holandesa de Quirófanos Verdes[9], y si nos fijamos más detenidamente en el contexto local del proyecto en Catalunya, la Asociación de Médicos de Barcelona ha creado recientemente una nueva sección de Médicos por la Acción Climática y la Salud Planetaria, una señal de cómo los profesionales están empezando a integrar la gestión medioambiental en su profesión.

Otro impacto enorme en el sector sanitario es el uso de medicamentos. Cabe destacar un estudio sobre el uso eficiente y respetuoso con el clima de los inhaladores en Dinamarca, que investigará qué pacientes pueden cambiar a un inhalador más respetuoso con el medio ambiente en lugar de un inhalador en formato aerosol, así como otros proyectos destinados a reducir el desperdicio de medicamentos en Dinamarca[10]  y también en Eslovaquia (véase el caso de éxito del Instituto Nacional de Enfermedades Cardíacas y Vasculares, a. s. en Eslovaquia[11]).

Algunas buenas prácticas son relativamente fáciles de implementar, como por ejemplo evitar abrir todas los sobres de instrumentación, ya que no siempre se utilizan todos, pero otras acciones requieren un estudio en profundidad, como la comparación de diferentes métodos de intervención para evaluar su impacto medioambiental (por ejemplo, robot frente a laparoscopia, etc.) y ayudar a tomar decisiones sobre el mejor sistema, teniendo también en cuenta su impacto[12].

En el caso de proyectos complejos, resulta interesante conocer la experiencia del sur de Dinamarca, donde se ha diseñado una estrategia sectorial a nivel territorial. Se han identificado una serie de proyectos piloto temáticos que se están probando en centros de salud, cada uno de ellos especializado en un tema concreto, y, una vez que los proyectos se han probado y se ha demostrado su eficacia, se extienden al resto de los hospitales. Esto permite al sector consolidar conocimientos, avanzar mucho más rápido y optimizar los recursos.

El proyecto en Cataluña ha creado una Mesa de Trabajo Regional en la que, además de los centros sanitarios, participan otras partes interesadas, como las administraciones de residuos y salud pública, los contratistas de residuos, los proveedores del sector, los representantes de los profesionales del sector y las plataformas logísticas, entre otros.

En el marco de este grupo de trabajo, se han tratado diversos temas y se han compartido conocimientos a través de seminarios y visitas técnicas. Se ha visitado una planta de tratamiento de residuos donde llegan algunos tipos de residuos sanitarios y el centro logístico que distribuye medicamentos y vacunas a diversos centros sanitarios de Cataluña. Allí se pudieron identificar áreas de trabajo para reducir el volumen de envases de medicamentos y también conocer un nuevo sistema implantado por el Instituto Catalán de la Salud para controlar en tiempo real la retirada de residuos hasta su destino en las plantas de tratamiento.

Otras visitas han tenido el objetivo de conocer un interesante sistema de absorción de líquidos en el quirófano, que no solo reduce los residuos, sino que también mejora las condiciones de trabajo del personal sanitario, y profundizar en los sistemas de esterilización para abandonar el uso de algunos productos desechables y promover la esterilización de materiales reutilizables.

Para más información contacte con info@clubemas.cat.

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[1] https://www.government.nl/topics/sustainable-healthcare/more-sustainability-in-the-care-sector

[2] https://www.sanidad.gob.es/gabinete/notasPrensa.do?id=6366

[3] Fuente: “Transitioning to a sustainable healthcare sector”, Sustainability in Danish Healthcare – December 2023, Healthcare Denmark and State of Green.

[4] DASTRI

[5] Para más información, consultar el video creado por el Sr. King-Haï Wong promotor de la iniciativa en el hospital en el que trabaja.

[6] Para más información, consulte el webinar organizado por TU Delft, (Febrero 29/2024).

[7] Descargue el resumen del informe en este enlace.

[8] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959652621033102

[9] Más información en su website. La Red también ha creado un barómetro con indicadores para la evaluación comparativa y una guía.

[10] Stop Medicine Waste

[11] Consultar este enlace.

[12] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35726503/

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