Las organizaciones ambientales creen que los colegisladores europeos han cedido a las presiones de la industria automovilística, al relajar algunos objetivos clave como los de contenido de plástico reciclado en los nuevos vehículos.
El pasado viernes, los legisladores de la UE alcanzaron un acuerdo político sobre nuevas normas destinadas a hacer más circular el sector automovilístico. Sin embargo, organizaciones como la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB) y Acción Medioambiental Alemania (DUH) consideran que el acuerdo no cumple lo prometido.
El texto actualiza y fusiona la normativa existente en un único Reglamento sobre requisitos de circularidad en el diseño de vehículos y su gestión al final de su vida útil. Se presentó como una oportunidad para reforzar el mercado único de la UE, impulsar la circularidad y reducir el impacto medioambiental asociado al diseño, la producción, el uso y el tratamiento al final de la vida útil de los automóviles.
Así, el reglamento introduce herramientas prometedoras, como un pasaporte de circularidad para vehículos, un sistema de responsabilidad ampliada del productor (RAP) a escala de la UE, requisitos mínimos de contenido reciclado y normas más estrictas sobre la reutilización de piezas y la recogida y el tratamiento de vehículos fuera de uso.
En principio, estas medidas podrían contribuir a impulsar una verdadera descarbonización y circularidad de la industria de automoción. Sin embargo, las organizaciones medioambientales ya habían advertido de que las negociaciones se iniciaron sobre bases débiles que no abordaban los que, a su juicio, son los mayores retos del sector.
En este sentido, lamentan que no se hayan tomado medidas para reducir el número y el tamaño de los vehículos, uno de los principales factores que impulsan el uso insostenible de materiales. Además, se sigue dando prioridad al reciclaje frente a estrategias más eficientes y sostenibles, como la durabilidad, la reutilización de piezas y la reparación.
Para la Oficina Europea de Medio Ambiente los negociadores de la UE han cedido a la presión de la industria automovilística, debilitando aún más la propuesta inicial de reglamento. Por ejemplo, han reducido los objetivos de contenido de plástico reciclado del 25% al 15% seis años después de la entrada en vigor, posponiendo el requisito del 25% hasta una década después de la entrada en vigor del reglamento. Al mismo tiempo, se diluyeron los requisitos de tratamiento obligatorios y se retrasaron disposiciones clave, como las salvaguardias contra la exportación de vehículos viejos, no aptos para circular y contaminantes.
Reciclar viejos errores
Para Fynn Hauschke, responsable sénior de políticas de economía circular y residuos de la EEB, «este acuerdo es un ejemplo clásico de retroceso político bajo la presión de la industria. En lugar de orientar al sector automovilístico hacia vehículos menos numerosos, más pequeños y más reparables, los legisladores de la UE han optado por reciclar viejos errores. Al debilitar los requisitos clave de circularidad y reducir la ambición en materia de plásticos reciclados, han perdido una oportunidad crucial para encaminar al sector automovilístico hacia una verdadera circularidad».
Barbara Metz, directora general de DUH, añade que «es escandaloso que la normativa acordada sobre vehículos establezca requisitos tan laxos en materia de responsabilidad de los fabricantes en el sector automovilístico. El cártel antirreciclaje descubierto por la Comisión Europea este año demuestra que los fabricantes deben estar sujetos a requisitos efectivos para cumplir con sus obligaciones de reciclaje y reutilización. Para reducir el impacto medioambiental de los automóviles a lo largo de todo su ciclo de vida, los fabricantes deben estar obligados a utilizar diseños que ahorren recursos, garantizar la reparabilidad e invertir lo suficiente en la reutilización y el reciclaje de alta calidad de los vehículos al final de su vida útil».
El acuerdo está ahora a la espera de la aprobación formal de ambas instituciones.








