España, a través de la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, reclama un tratado vinculante que permita «frenar y revertir una de las grandes amenazas ambientales y sanitarias de nuestro tiempo».
La segunda parte de la quinta (y última) sesión del Comité Intergubernamental de Negociación para elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos (INC-5.2) se inauguró ayer en Ginebra (Suiza). El objetivo de las reuniones que se celebrarán hasta el próximo 14 de agosto es finalizar y aprobar el texto del acuerdo.
«La contaminación por plásticos ya está presente en la naturaleza, en nuestros océanos e incluso en nuestros cuerpos. Si seguimos por este camino, el mundo entero se verá sumergido en la contaminación por plásticos, con consecuencias devastadoras para la salud de nuestro planeta, nuestra economía y nuestra salud humana», afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). «Acordar el texto de un tratado es el primer paso para combatir la contaminación por plásticos para todos, en todas partes», añadió.
La INC-5.2 es la continuación de la INC 5, que tuvo lugar entre noviembre y diciembre de 2024 en Busan (República de Corea) y que concluyó sin un acuerdo sobre el texto final. A esa reunión le precedieron cuatro sesiones anteriores: la INC-1, que tuvo lugar en Punta del Este (Uruguay) en noviembre de 2022; la INC-2, que se celebró en París (Francia) en junio de 2023; la INC-3, que tuvo lugar en Nairobi (Kenia) en noviembre de 2023, y la INC-4, celebrada en Ottawa (Canadá) en abril de 2024.
Desde la sesión de Busan, se han celebrado una serie de reuniones ministeriales informales, consultas regionales y reuniones de jefes de delegación con el objetivo de acercar posturas en torno a un posible tratado.
«Hoy estamos aquí para cumplir un mandato internacional -afirmó Luis Vayas Valdivieso, presidente del INC-. Se trata de una oportunidad única e histórica para que la comunidad internacional salve sus diferencias y encuentre puntos en común. No es solo una prueba para nuestra diplomacia, sino también para nuestra responsabilidad colectiva de proteger el medio ambiente, salvaguardar la salud humana, propiciar economías sostenibles y solidarizarnos con los más afectados por esta crisis de contaminación por plásticos».
Antes de la inauguración de esta última sesión, la directora ejecutiva del PNUMA, el presidente del INC y la secretaria ejecutiva del INC mantuvieron un encuentro con los observadores, mientras que el Gobierno de Suiza organizó un foro multilateral.
«Hoy nos encontramos en una encrucijada crítica. Los residuos plásticos están asfixiando nuestros lagos, dañando la fauna y amenazando la salud humana -dijo Katrin Schneeberger, directora de la Oficina Federal Suiza de Medio Ambiente-. Se trata de algo más que una simple cuestión medioambiental: es un reto mundial que exige una acción urgente y colectiva. En los próximos días, tendremos la oportunidad de marcar una diferencia real, negociando un tratado eficaz sobre los plásticos e identificando soluciones y medidas integrales que aborden todo el ciclo de vida del plástico».
España pide un acuerdo vinculante
En cuanto a la postura de España, la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen, destacó ayer que esta sesión supone una cita «clave para alcanzar un acuerdo ambicioso capaz de frenar y revertir una de las grandes amenazas ambientales y sanitarias de nuestro tiempo», y apostó por lograr «una respuesta global y coordinada» a través de «un tratado sólido, con respaldo mayoritario, que permita actuar sobre el ciclo completo de los plásticos, desde la producción hasta la gestión sostenible de los residuos».
Aagesen aseguró que tanto España como Europa defienden «un tratado vinculante que promueva modelos de producción más seguros, más sostenibles y más justos» y que al mismo tiempo sea «un motor para la innovación, la economía circular y el emprendimiento social».
Para la ministra española de Transición Ecológica, el mecanismo financiero del tratado debe basarse en el principio de ‘quien contamina paga’, implicando al sector privado y a los países con mayor capacidad de aportar
Hasta el día de la inauguración, más de 3.700 participantes se habían inscrito para participar en el INC-5.2, en representación de 184 países y más de 619 organizaciones observadoras.