La administración Trump ha enviado un documento a varios países instándoles a rechazar cualquier tipo de restricción a la producción de plástico en el acuerdo que se está negociando en Ginebra.
Mientras representantes de 170 países se reúnen en Ginebra para avanzar en un tratado global contra la contaminación plástica, Estados Unidos ha instado a varias naciones a rechazar cualquier propuesta que limite la producción de plásticos o regule los aditivos químicos utilizados en su fabricación.
Una nota diplomática, revelada por la agencia Reuters, expone la postura inflexible del gobierno de Donald Trump en las negociaciones. El documento, fechado el 25 de julio y distribuido antes del inicio de las conversaciones, establece que EE.UU. no respaldará ningún acuerdo que incluya medidas para reducir la producción de plástico, alegando que esto elevaría los costos de productos esenciales para la vida cotidiana.
La posición estadounidense contrasta con la de más de 100 países que impulsan establecer límites vinculantes a la fabricación de plásticos como una estrategia clave para frenar la crisis ambiental y sanitaria generada por estos materiales.
Un tratado en punto muerto
Las conversaciones en curso, conocidas como INC-5.2, buscan reactivar el proceso para alcanzar un acuerdo tras su estancamiento estancamiento en la ronda anterior, celebrada en Busan (Corea del Sur). Allí, la falta de consenso entre países defensores del recorte en la producción y aquellos —principalmente productores de petróleo— que solo aceptan enfocarse en la gestión de residuos, impidió avanzar hacia un texto final.
Desde organizaciones sociales y científicas se critica duramente la postura de EE.UU. “Es fácil ignorar el impacto visible del plástico cuando se entierra o exporta la basura, como lo hace Estados Unidos”, afirmó Sian Sutherland, cofundadora de A Plastic Planet. “Pero no se puede negar el impacto sobre la salud de los propios estadounidenses”.
Sutherland subraya que más de 100 países ya han comprendido que reducir la dependencia del plástico no es un retroceso, sino una evolución necesaria.
Daños a la salud y pérdidas económicas
En paralelo al inicio de las negociaciones, la revista médica The Lancet publicó un estudio que refuerza las preocupaciones sobre los impactos del plástico. La investigación señala que este material pone en riesgo la salud humana y ambiental en todas las etapas de su ciclo de vida: desde la extracción del petróleo hasta su eliminación.
El informe concluye que el mundo enfrenta una “crisis del plástico” con consecuencias sanitarias y económicas devastadoras: se estima que las pérdidas económicas por enfermedades relacionadas con el plástico superan los 1,5 billones de dólares anuales, afectando especialmente a las comunidades más vulnerables.
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