Desde el pasado 1 de enero, las compañías que ponen en el mercado envases comerciales están también obligadas a financiar y garantizar su correcta gestión y reciclaje.

La gestión de envases en España está experimentando en los primeros ocho meses de 2025 una transformación más profunda que en la última década. La nueva normativa que amplía la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), en vigor desde el 1 de enero, marca un punto de inflexión: todas las empresas que pongan en el mercado envases comerciales —los que transportan, agrupan y protegen productos hasta su punto de venta o consumo profesional— están ahora obligadas por ley a financiar y garantizar su correcta gestión y reciclaje.
En este contexto, 9.000 empresas se han adherido a Ecoembes Comerciales, la división especializada creada por el SCRAP para la gestión de este tipo de envases, una cifra que refleja cómo el tejido empresarial está afrontando un cambio sin precedentes.
Este cambio va mucho más allá de un ajuste legal: redefine el modelo de circularidad y multiplica las responsabilidades de las compañías. Por primera vez, las empresas deben hacerse cargo no solo de los envases domésticos que llegan al consumidor final —que Ecoembes gestiona desde hace casi 30 años—, sino también de los embalajes y soportes que sostienen la actividad económica: aquellos que poseen un formato, tamaño, gramaje y forma exclusivos para su comercialización en este canal, que no están disponibles para su compra por parte del consumidor, de modo que el residuo se genera en el comercio, por lo que será éste el encargado de su gestión.
Ahora entran en juego los embalajes que el consumidor no adquiere, pero que resultan esenciales para sectores como distribución, hostelería o restauración: la caja que transporta botes de champú hasta un supermercado, el saco de harina que abastece a un restaurante o el embalaje que lleva el pescado a la pescadería… Todo cuenta.
Para muchas compañías, la medida supone una ampliación de sus obligaciones actuales, puesto que ya gestionaban sus envases domésticos —más de 20.000 en el caso de las adheridas a Ecoembes— y ahora integran también los envases comerciales en sus planes de circularidad. Para otras, sin embargo, el impacto es mayor: empresas que no ponen envases domésticos en el mercado deben familiarizarse por primera vez con la RAP y adaptarse a un modelo más exigente en plazos, trámites y reporting.
“Vivimos un momento clave para transformar la manera en que gestionamos los envases en España”, destaca Rebeca Mella, gerente de Desarrollo de Valor a Cliente en Ecoembes. “El nuevo marco normativo no solo exige adaptarse de forma eficiente y competitiva, sino que abre la puerta a capitalizar oportunidades integrando la innovación, anticipar tendencias y, en definitiva, avanzar hacia un futuro sin residuos”.
Europa, el espejo y la meta
La nueva normativa sitúa a España ante un reto de gran magnitud, pero también abre una oportunidad histórica para acelerar la circularidad. Los países europeos líderes en reciclaje llevan años consolidando sistemas avanzados de gestión que incluyen la Responsabilidad Ampliada del Productor para envases comerciales, lo que les ha permitido perfeccionar modelos más eficientes de recogida y tratamiento. Por su parte, Francia, pionera en este ámbito, ha establecido un modelo aún más exigente, en el que cualquier empresa que introduce envases en el mercado —domésticos o comerciales— debe cumplir la normativa. Mientras tanto, en Reino Unido, un sistema similar prevé generar hasta 1.200 millones de libras anuales para fortalecer las infraestructuras de recogida y tratamiento.
Así las cosas, este contexto sitúa a España ante una transformación exigente: poner en marcha en meses un modelo que otros países han consolidado durante años.
Cumplir con la nueva obligación requiere que las empresas sigan tres pasos clave. En primer lugar, deben adherirse a un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) para garantizar la correcta gestión de sus envases y asumir su financiación. También deberán declarar anualmente al SCRAP los envases que ponen en el mercado, ya que solo abonan la gestión de los que realmente introducen. Por último, es necesario inscribirse en el Registro de Productores de Producto del MITERD y reportar allí cada año la cantidad y tipología de envases, sin coste asociado.
Este nuevo escenario supone para las compañías reorganizar procedimientos internos y adaptar modelos de reporte, pero también abre la puerta a convertir la circularidad en una ventaja competitiva para aquellas que logren adelantarse.
En este contexto, Ecoembes ha puesto en marcha Ecoembes Comerciales, una división especializada diseñada para simplificar la gestión y garantizar el cumplimiento normativo. “Para las empresas, el aumento de la presión normativa significa más gestiones, más tiempo, más recursos. De ahí nace nuestra solución integral, para que las compañías puedan resolver la circularidad de todos sus envases a través de un único interlocutor y siguiendo unas dinámicas optimizadas y perfeccionadas a lo largo de los años”, señala Mella.
Según explican desde el SCRAP, la solución de Ecoembes abarca tanto las gestiones de los envases domésticos como las de los comerciales e industriales, con el objetivo de liberar a las empresas de buena parte de la carga administrativa asociada a los envases en su conjunto.