Un estudio demuestra que la cogasificación de residuos plásticos de vehículos y biomasa reduce más de 3 kg de CO₂ equivalente por kilo tratado frente a la incineración.
Una nueva investigación de la ETH Zurich, en colaboración con BASF SE, ha abierto una vía innovadora para el reciclaje de los residuos plásticos procedentes del final de vida de los vehículos. El estudio concluye que combinar estos residuos con biomasa en un proceso conjunto de gasificación permite obtener materias primas químicas no fósiles, reduciendo significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y evitando su incineración.
Según los resultados, reciclar un kilogramo de residuos triturados de automóviles junto con tres kilogramos de biomasa puede disminuir las emisiones en más de 3 kg de CO₂ equivalente respecto al tratamiento convencional mediante valorización energética. Esta conclusión cobra especial relevancia en el contexto actual, cuando la Unión Europea prepara nueva legislación sobre vehículos al final de su vida útil (ELV).
El trabajo se basa en los resultados de un proyecto piloto desarrollado a mediados de 2025 por BASF y BEST GmbH (Austria), en el que se llevó a cabo por primera vez la gasificación conjunta de biomasa y residuos plásticos procedentes de la fragmentación de vehículos.
La cogasificación genera vapor y gas de síntesis, un nuevo tipo de materia prima circular que puede sustituir insumos fósiles en la industria química. De este modo, no solo se evita la quema de residuos para generar electricidad o calor, sino que también se mantiene el carbono en el ciclo productivo, reduciendo la huella climática.
“Cerrar el ciclo del carbono mediante el reciclaje químico de plásticos no solo beneficia al clima, sino que también conserva recursos. Es un paso esencial hacia una industria de los plásticos que opere dentro de los límites planetarios”, afirma André Bardow, profesor de la ETH Zurich.
El valor del residuo mixto
El estudio advierte, sin embargo, que para sustituir las materias primas fósiles por alternativas derivadas de residuos plásticos y biomasa, es imprescindible un marco legal de apoyo que reconozca la reciclabilidad de los residuos plásticos mixtos y establezca objetivos a largo plazo.
“La ambición en la fijación de objetivos, y no las cláusulas de revisión o exclusión, debe ser la base de las políticas que permitan a la industria alcanzar sus metas ecológicas”, señala Catharina Bening, también profesora en la ETH Zurich. “Además, la colaboración entre sectores es esencial para acelerar la reducción de emisiones”, añade.
Aunque la legislación europea ya fomenta la gasificación de residuos orgánicos —lo que ha impulsado inversiones en combustibles sostenibles para aviación y transporte marítimo—, no existe un apoyo equivalente para el reciclaje químico de residuos plásticos.
“No tiene sentido operar plantas separadas para biomasa y residuos plásticos. Es más eficiente aprovechar infraestructuras polivalentes, bajo un enfoque de balance de masas auditado y flexible”, defiende Martin Jung, presidente de la división de Materiales de Rendimiento de BASF.
Un millón de toneladas de potencial circular
El estudio subraya que en Europa se desechan o incineran más de un millón de toneladas anuales de plásticos procedentes de vehículos al final de su vida útil. Aunque una parte puede recuperarse mediante reciclaje mecánico, siempre queda una fracción mixta difícil de valorizar.
La investigación demuestra que esta fracción puede reciclarse junto con biomasa en un mismo proceso, con menores emisiones y mejor aprovechamiento energético que la incineración convencional. Además, las materias primas obtenidas permiten fabricar plásticos de alta calidad, comparables a los vírgenes, aptos para aplicaciones exigentes como componentes de seguridad en automoción.
Los resultados del proyecto ETH–BASF confirman el potencial de la cogasificación como vía de reciclaje químico avanzada, capaz de convertir residuos en nuevos recursos y contribuir a la descarbonización de la industria.








