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Dos iniciativas respaldadas por la Unión Europea (UE) estudian formas de aprovechar plumas de pollo y residuos sólidos de la uva para generar materiales respetuosos con el medio ambiente.

Aprovechar las plumas que genera como residuo la industria avícola

La gestión de residuos en la industria alimentaria es fundamental, sobre todo si se tiene en cuenta los peligros medioambientales y sanitarios que suponen la producción y el procesamiento de alimentos. Por ejemplo, la industria avícola genera grandes cantidades de plumas cada año que suelen acabar en el vertedero o que se someten a un proceso que consume mucha energía para fabricar pienso de baja calidad. Según la Comisión Europea, en la UE, en 2014 se produjeron 13,1 millones de toneladas de carne de ave de corral.

El proyecto financiado con fondos europeos KARMA2020 se propone transformar subproductos de desecho en materias primas ecológicas e innovadoras que puedan emplearse en distintas aplicaciones, como por ejemplo plásticos de envasado alimentario biodegradables, fertilizantes de liberación lenta, recubrimientos ignífugos y materiales compuestos.

Según señaló Sarah Montes, coordinadora del proyecto, «la mayoría de los residuos son materiales rentables. Las plumas tienen un elevado contenido de queratina y es muy probable que generen plásticos más fuertes y resistentes a las rasgaduras que aquellos que se sirvan de proteínas vegetales o almidones modificados, por ejemplo».

Durante las primeras fases de KARMA2020, sus responsables se dedicaron al pretratamiento y los procesos de acondicionado de las plumas para lograr que su gestión fuera limpia y segura. También buscaron maneras de convertirlas en materia prima. El proyecto ya está pasando de la fase de laboratorio a la fase piloto.

En el caso de la extrusión por fusión en caliente, por ejemplo, el equipo aplica calor y presión para fundir un polímero en un proceso continuo con fines de mezcla y de composición de preparaciones. «El proceso se emplea habitualmente en la industria de los polímeros para producir productos plásticos como bolsas, películas y tubos, entre otros, y ahora también lo emplea la industria sanitaria para mezclar principios activos farmacéuticos con matrices poliméricas», explican los responsables del proyecto.

Nuevos usos para residuos alimentarios

El proyecto en curso KARMA2020 (Industrial Feather Waste Valorisation for Sustainable KeRatin based MAterials) se creó para desarrollar nuevos bioproductos a partir de residuos de plumas de la industria avícola y emplearlos en sectores de alto impacto. Su visión de dar una nueva oportunidad a los residuos alimentarios la comparte con el proyecto WineLeather, que se propone la creación de piel ecológica a partir de orujo de uva.

Esta materia prima vegetal está compuesta por las semillas, los tallos y las pieles de la uva que quedan tras la elaboración del vino. Estos normalmente se desechan en vertederos como residuos agrícolas. En el proyecto WineLeather, este subproducto de desecho se empleará como materia prima renovable.

La empresa responsable es Vegea. Su tecnología VegeaTextile «ofrece una propuesta alternativa y económicamente sostenible al empleo de animales o materiales derivados de combustibles fósiles», tal y como se explica en el sitio web de la empresa. «El material producido es compatible con las principales aplicaciones industriales de los ámbitos de la moda, el diseño, la automoción y el transporte». El proyecto WineLeather (Innovative green leather production from wine industry waste) confía en industrializar este proceso de producción para 2022.

Fuente:
Cordis

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