Los seguros especializados se han convertido en una herramienta crítica para garantizar que las plantas de reciclaje puedan recuperarse rápidamente y mantener su papel dentro de la economía circular.

seguros para empresas de reciclaje
Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

Cada vez que tiramos una botella al contenedor verde pensamos que estamos haciendo lo correcto. Que ese gesto, tan cotidiano, es suficiente para que el ciclo de la sostenibilidad funcione. Pero el “viaje del reciclaje” tiene una cara mucho menos conocida. Una en la que el fuego, los fallos eléctricos o las explosiones son amenazas constantes.

Tanto es así que, según los datos recopilados por la Guardia Civil, en España se registraron al menos 140 incendios en plantas de reciclaje en 2024. Eso representa más de una planta quemada cada dos días.

Más allá de las naves destruidas y la maquinaria dañada, estos incendios obligan a suspender la actividad durante semanas o meses y provocan un impacto ambiental inesperado al poner en jaque la sostenibilidad que el reciclaje pretende garantizar. Porque en estos escenarios, los residuos, en lugar de reintroducirse en el sistema, vuelven al peor destino posible: el vertedero.

Y en ese silencio, cuando las cintas transportadoras se detienen y la gestión de residuos se paraliza, emerge una verdad incómoda. Sin una gestión adecuada del riesgo, la economía circular pierde estabilidad y capacidad operativa.

Los riesgos invisibles que amenazan al reciclaje

Las plantas de reciclaje son infraestructuras industriales complejas que operan bajo condiciones exigentes. Y, como evidencian las cifras, los incidentes están a la orden del día y forman parte de los riesgos inherentes de su actividad.

Entre los más relevantes destacan los incendios en zonas de acopio. La acumulación de materiales combustibles como papel, cartón, plásticos o madera facilita que un fallo eléctrico, una chispa procedente de maquinaria o incluso la combustión espontánea desencadene un siniestro grave.

A ello se suman los accidentes laborales derivados del uso de cintas transportadoras, trituradoras, compactadoras y vehículos internos, habituales en instalaciones donde el ritmo de producción es constante y la manipulación de residuos requiere maquinaria pesada.

También existen riesgos asociados a fugas o contaminación accidental. Un derrame, una filtración o la manipulación incorrecta de un residuo concreto puede traducirse en episodios de contaminación del suelo o del agua acompañados de sanciones administrativas y costes de recuperación ambiental.

Y, dejando a un lado lo que ocurre dentro de la planta, no hay que olvidar la posibilidad de provocar daños a terceros. Explosiones, incendios y escapes de gases o partículas que pueden afectar a infraestructuras públicas y privadas cercanas, generando responsabilidades civiles de alto impacto para la instalación.

En todos los casos, las consecuencias se miden en dos planos. Por un lado, el impacto económico, generado por la pérdida de maquinaria, la paralización de la actividad o las reparaciones urgentes. Por otro, el impacto ambiental, que se traduce en residuos sin tratar, emisiones contaminantes o vertidos que alteran el entorno.

Un «mercado duro»: la odisea de encontrar quien asegure el riesgo

La consecuencia directa de esta elevada siniestralidad —especialmente el repunte de incendios graves— ha provocado una reacción en cadena en el sector financiero. Ante la frecuencia de los siniestros, muchas compañías aseguradoras tradicionales han optado por retirar sus coberturas o endurecer las condiciones hasta hacerlas inasumibles.

El resultado es una situación de desamparo asegurador: numerosas plantas de reciclaje en España se encuentran hoy con la puerta cerrada cuando intentan renovar sus pólizas, quedando expuestas a operar sin red de seguridad.

Sin embargo, que sea difícil no significa que sea imposible. Aquí es donde la especialización marca la diferencia. Desde Segurzon, rompen esa barrera de acceso. A diferencia de corredurías generalistas, trabajan con aseguradoras de nicho que sí mantienen «apetito de riesgo» por el sector del reciclaje. Cuentan con capacidad real para colocar estos riesgos complejos, permitiendo que instalaciones que habían sido rechazadas por el mercado tradicional encuentren una cobertura sólida para seguir operando.

¿Por qué las aseguradoras son esenciales para la continuidad del reciclaje?

Ante esta realidad, los seguros especializados se han convertido en una herramienta crítica para garantizar que las plantas de reciclaje puedan recuperarse rápidamente y mantener su papel dentro de la economía circular. Y en concreto, ¿cómo ayudan los seguros de daños a garantizar la continuidad operativa en plantas de reciclaje?

Los seguros de daños, por ejemplo, cubren pérdidas materiales derivadas de incendios, accidentes o fenómenos naturales. Esto incluye la reposición de maquinaria, reparaciones urgentes, reconstrucción de zonas afectadas y, en muchos casos, indemnizaciones por paralización de actividad.

Desde Segurzon, plataforma especializada en comparar seguros para empresas industriales, explican que “contar con una póliza adaptada al riesgo real de una planta de reciclaje, reduce el impacto económico de un siniestro, acelera la recuperación y ayuda a evitar el colapso de la cadena de reciclaje”.

A estos seguros de daños se suman las pólizas de responsabilidad civil, fundamentales cuando un accidente afecta a terceros o genera contaminación accidental. Esto engloba desde derrames hasta emisiones no controladas o afecciones a terrenos o cauces.

A través de estas pólizas, las plantas tienen cubiertos los costes derivados de daños en terrenos, ríos, naves colindantes o viviendas cercanas y también se asumen gastos de descontaminación o recuperación del entorno.

Además de la cobertura económica, estas pólizas incentivan protocolos de seguridad más rigurosos y planes de emergencia, lo que reduce notablemente el riesgo real de que estos incidentes lleguen a producirse.

Prevención, mantenimiento y seguros: la tríada que sostiene la economía circular

La sostenibilidad no depende solo de reciclar más, sino de garantizar que las plantas puedan hacerlo sin interrupciones. Cuando una instalación se detiene por un incidente, la economía circular se rompe temporalmente y miles de toneladas de residuos se desvían hacia vertederos o incineradoras, tirando por tierra el esfuerzo del sistema y de la ciudadanía.

Por eso, la prevención (con acciones de mantenimiento, formación continua, protocolos de seguridad y seguros adecuados) se ha convertido en un pilar tan importante como la propia capacidad de reciclaje.

En este sentido, Segurzon recuerda que “las coberturas más determinantes para garantizar la continuidad del servicio son los seguros de daños materiales, la responsabilidad civil y la paralización de actividad”, ya que permiten absorber el impacto de un siniestro grave sin poner en riesgo la actividad ni los compromisos ambientales de la instalación.

Para las empresas del sector, esto se traduce en la necesidad práctica de elegir una póliza ajustada a su realidad operativa. Plataformas como Segurzon facilitan esta tarea al comparar y analizar opciones entre distintas aseguradoras, ayudando a que cada planta encuentre una protección alineada con su tamaño, su maquinaria y el nivel de exposición ambiental de su actividad.

En definitiva, la sostenibilidad no es sólo reciclar más, sino ser capaces de mantener el sistema operativo ante cualquier imprevisto. Y esa capacidad empieza por garantizar la seguridad, algo que, como recuerdan desde Segurzon, depende de contar con la póliza adecuada.

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