La OLAF ha creado recientemente un grupo de control para combatir los envíos ilegales de residuos y su director general recuerda que “el crimen medioambiental no conoce fronteras”.
La Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) ha puesto en marcha el Grupo de Control de Envíos de Residuos (WSEG, por sus siglas en inglés), cuyo primer encuentro tuvo lugar los pasados 22 y 23 de mayo en Varsovia, Polonia. El evento reunió a más de 50 representantes de toda la Unión Europea y de terceros países, incluidos organismos medioambientales, aduaneros y policiales, así como autoridades judiciales y empresas transportistas.
Con el apoyo de la Inspección General de Protección Ambiental de Polonia, las jornadas se centraron en analizar las últimas tendencias del tráfico ilegal de residuos, mejorar los mecanismos de inspección, reforzar la cooperación internacional y aprovechar herramientas digitales para compartir información y alertas entre socios. Los participantes intercambiaron experiencias sobre inspecciones reales, identificaron desafíos comunes y analizaron los métodos utilizados en el comercio ilícito de residuos.
El tráfico ilegal de residuos representa una grave amenaza para la salud pública, la competencia leal y la seguridad global. La gestión inadecuada de residuos peligrosos puede contaminar el suelo, el agua y el aire, y comprometer la transición ecológica de la UE hacia una economía más sostenible. Además, estas actividades ilícitas generan una competencia desleal que afecta negativamente a las empresas que cumplen la normativa.
Ernesto Bianchi, director de la OLAF para Ingresos y Operaciones Internacionales, destacó que este grupo es “una plataforma práctica para la acción, el diálogo y la cooperación”, y reafirmó el compromiso de la OLAF en convertir la inteligencia compartida en investigaciones concretas.
El WSEG nace en el marco de la nueva Regulación sobre Traslados de Residuos, con el objetivo de reforzar la cooperación operativa dentro de la UE y con países terceros. Esta normativa otorga a la OLAF un papel activo en el apoyo a los Estados miembros para detectar e investigar envíos ilegales y coordinar acciones conjuntas.
Ville Itälä, director general de OLAF, recordó que “el crimen medioambiental no conoce fronteras” y subrayó que el tráfico de residuos “daña el medio ambiente, la salud y la economía”. Según Itälä, con este nuevo grupo, la OLAF pretende unir fuerzas operativas para convertir la información en acción y frenar esta actividad desde su origen.
La OLAF mantiene un intercambio constante de información con las autoridades aduaneras y medioambientales de los países de la UE y de terceros países, supervisando tanto los envíos originales como el retorno de los contenedores rechazados, para evitar que sean redirigidos de forma ilegal durante su trayecto de regreso.