Según los últimos datos de Eurostat, el reciclaje de envases plásticos sigue siendo el talón de Aquiles del sistema, con solo dos países cumpliendo el objetivo del 55% exigido por la directiva europea de envases.

La generación de residuos de envases continúa siendo uno de los principales indicadores del rendimiento ambiental en la Unión Europea. Según los últimos datos publicados por Eurostat en su informe Packaging waste statistics (actualización 2025), la UE produjo en 2023 un total de 79,7 millones de toneladas de residuos de envases, equivalentes a 177,8 kg por habitante. Aunque la cifra representa un ligero descenso respecto a 2022 (-8,7 kg por persona), confirma una tendencia de crecimiento a largo plazo: desde 2013, la generación per cápita ha aumentado más de 20 kg.
En la composición por materiales, el papel y el cartón continúan siendo el principal componente, con 32,3 millones de toneladas (40,4% del total). Les siguen los plásticos (15,8 millones, 19,8%), el vidrio (15 millones, 18,8%) y la madera (12,6 millones, 15,8%). Los metales (casi 4 millones, 4,9%) y otros materiales completan el resto.
La predominancia del papel/cartón refleja la pujanza del comercio electrónico y el embalaje logístico, mientras que el plástico mantiene su peso en envases ligeros y flexibles. La variabilidad entre Estados miembros es notable: el plástico representó solo el 16% de los residuos de envases en Luxemburgo, pero casi el 30% en Irlanda.
Grandes diferencias entre países
La generación de residuos de envases por habitante muestra amplias disparidades. Irlanda lidera con 223 kg por persona, seguida de Italia (219,5 kg) y Alemania (215,2 kg). En el extremo opuesto, Bulgaria registra 80,9 kg por habitante. España se sitúa en un punto medio-alto, con casi 180 kg por persona, ligeramente por encima de la media europea (177,8 kg).
Estas diferencias responden a factores estructurales: consumo interno, modelos de distribución, peso de la industria alimentaria y eficiencia de los sistemas de recogida selectiva.
El reciclaje mejora, pero a ritmos distintos
La tasa media de reciclaje de residuos de envases en la UE alcanzó el 67,5% en 2023, un incremento respecto a años anteriores y muy cerca del objetivo del 70% fijado por la Directiva 94/62/CE para 2030. Sin embargo, cada realidad nacional es desigual.
Los países líderes son Bélgica (79,7%), Países Bajos (75,8%), Italia (75,6%), Chequia (74,8%) y Eslovenia (73,6%). En este grupo se encuentra también España, con una tasa del 70,5 %, cumpliendo ya con la meta europea. En el otro extremo figuran Rumanía (37,3%), Hungría (42,8%), Malta (44,4%) y Grecia (48%), todos ellos aún por debajo del 50%.
El desafío del plástico
El reciclaje de envases plásticos sigue siendo el talón de Aquiles del sistema. En 2023, solo Bélgica (59,5%) y Letonia (59,2%) alcanzaron la meta del 55% exigida por la directiva europea de envases. España, aunque con progresos notables, se mantiene alrededor del 46%, por encima del promedio continental (42,1%). Los países con menores tasas —Hungría, Francia, Austria y Dinamarca— no superan el 30%.
Este bajo rendimiento del plástico refleja tanto limitaciones tecnológicas (clasificación, contaminación del material, reciclabilidad efectiva) como deficiencias de mercado, dado que los plásticos reciclados compiten aún con los precios bajos de los polímeros vírgenes.
En cuanto al consumo de bolsas de plástico ligeras (menos de 50 micras), sigue reduciéndose, aunque persisten diferencias notables. En 2023, la media europea se situó en 65 bolsas por habitante, un descenso del 3% respecto a 2022. Bélgica, con apenas 4 bolsas por persona, y Suecia, con 7, son ejemplos de políticas efectivas de reducción. España registró una reducción significativa en los últimos cinco años, en torno a 100 bolsas menos, aunque aún se consumen más de 80 bolsas ligeras por persona.
Claves para avanzar
Los datos de Eurostat apuntan a un escenario de mejora gradual pero insuficiente. La consolidación del reciclaje de alta calidad, la inversión en infraestructuras de clasificación automatizada, la armonización de sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP) y la prevención en el diseño de envases serán claves para lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo.
Así, la gestión de residuos de envases en Europa avanza, pero el ritmo actual no garantiza por sí solo el cumplimiento de las metas de circularidad para 2030. La apuesta por la innovación tecnológica, la trazabilidad de materiales y la cooperación entre administraciones y sector privado serán determinantes para transformar los residuos de envases en verdaderos recursos.








