Con una capacidad inicial para 3.000 t/año, ampliable a 24.000, y una inversión de 22,4 millones de euros, será la primera planta pública de España de estas características y su cometido se centrará en separar las prendas por tipologías para que sean posteriormente recuperadas.

La futura planta pública de clasificación de residuos textiles de Galicia
Recreación digital de la futura planta de clasificación de residuos textiles de Sogama

Durante una comparecencia el pasado jueves en el Parlamento de Galicia para explicar los pormenores de la futura planta de clasificación de residuos textiles -la primera de carácter público en España-, que se levantará en el Complejo Medioambiental de Sogama en Cerceda (A Coruña), el presidente de la entidad, Javier Domínguez Lino, abundó en la oportunidad que esta instalación representa para el sector de la moda gallega, contribuyendo a hacerla más circular y sostenible.

Con una inversión de 22,4 millones de euros, que se sufragará, en una parte, con los 12 millones captados por la empresa a través del Plan de Recuperación, Transformación e Resiliencia, la planta debe estar operativa en junio de 2026, por lo que la maquinaria ya ha empezado a trabajar. De hecho, tal y como informó Domínguez, el pasado mes de agosto ya se inició el movimiento de tierras, que avanza a buen ritmo, y se han agilizado los trámites administrativos necesarios para cumplir los plazos establecidos.

El presidente de Sogama explicó que la puesta en marcha de esta instalación se enmarca en la ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que obliga a los ayuntamientos a instaurar la recogida diferenciada de los residuos textiles desde el 1 de enero de 2025, y a las empresas del sector a incorporar a sus productos un porcentaje de fibra reciclada.

Con una capacidad inicial para 3.000 toneladas/año, ampliable hasta 24.000, la instalación ocupará una superficie de 8.000 m2 y su cometido se centrará en la selección de textiles por composición y colores, procediendo a su envío a los centros recicladores para que sean transformados en fibra textil reciclada o bien en productos aislantes.

No obstante, y con carácter previo, la instalación contempla una preclasificación de las prendas que se encuentren en buen estado para destinarlas a reutilización. Por su parte, aquellas que, dadas sus características, no puedan ser reutilizadas ni recicladas, serán valorizadas energéticamente, evitando que acaben enterradas en vertedero por la alta carga contaminante de este sistema. Así, la nueva planta contribuirá al cumplimiento de los exigentes objetivos europeos en materia de reciclaje, así como a los propios objetivos de descarbonización de Galicia.

Pero el esfuerzo de Sogama no se limitará a la recuperación de textiles procedentes de la recogida selectiva, sino que también se centrará en aquéllos que todavía llegan al Complejo cercedense mezclados con la fracción resto (bolsa negra), y que vienen a representar en torno a un 6-7% del total, trabajando en la búsqueda de soluciones para ponerlos en valor.

Contribución a la economía y al empleo

Asimismo, el máximo responsable de Sogama incidió en la contribución al empleo verde de esta instalación, que creará, en una primera fase, entre 16 y 30 puestos de trabajo, a cubrir preferentemente por personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social.

Igualmente, y al incluirse en el proyecto estratégico del Gobierno autonómico para impulsar un hub o polo textil, la planta también ayudará a atraer inversiones, empresas e iniciativas vinculadas a un sector que, en los próximos años, realizará una fuerte apuesta por la innovación.

Inconcreciones en el real decreto sobre RAP

El pasado mes de julio, es decir, tres años después de la publicación de la ley 7/2022, el Ministerio de Transición Ecológica sacó a exposición pública el Real Decreto que regulará la responsabilidad ampliada del productor (RAP) y al que Sogama y la propia Xunta, además de otras entidades, presentaron alegaciones debido a sus inconcreciones en distintos aspectos que, a juicio de Domínguez Lino, deben ser convenientemente revisados, precisados y corregidos por el MITECO para que la gestión del residuo textil se lleve a cabo con absolutas garantías.

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