Un informe pone de relieve el valor comercial de la circularidad por su potencial para generar nuevas fuentes de ingresos, reducir costes o fidelizar clientes, entre otros factores.

La economía circular, unn imperativo comercial para las empresas
Los servicios de reparación son un claro ejemplo de economía circular

La circularidad se ha considerado durante mucho tiempo como una necesidad medioambiental, pero también es una necesidad comercial. Un nuevo informe, elaborado por el Programa de Acción de Residuos y Recursos (WRAP) del Reino Unido junto con la consultora OC&C, analiza cómo las empresas pueden desbloquear un valor comercial tangible mediante la incorporación de principios de la economía circular a lo largo del ciclo de vida del producto.

El cambio de un modelo lineal de «tomar-fabricar-desechar» a un enfoque más circular de «diseñar-fabricar-reutilizar» ya está transformando las industrias. Los consumidores adoptan cada vez más comportamientos circulares, desde la reparación de productos hasta la compra de artículos de segunda mano, mientras que los reguladores y los inversores intensifican su interés por los modelos de negocio circulares.

Pero a pesar de ello, la mayoría de las empresas solo están aprovechando una pequeña parte de las posibilidades que ofrece la economía circular. El potencial de creación de valor es considerable, pero a menudo no se aprovecha.

Impacto comercial de la circularidad

El informe destaca ocho factores de valor en los que la circularidad tiene un impacto comercial demostrado. Entre ellos se incluyen nuevas oportunidades de ingresos a través de iniciativas como los servicios de reventa y reparación, la mejora de la fidelidad a la marca y la retención de clientes, la resiliencia de la cadena de suministro mediante la recuperación de materias primas y la reducción de costes gracias a la reducción de residuos y la eficiencia en la producción. Los modelos circulares también pueden ayudar a las empresas a adelantarse al endurecimiento de los requisitos normativos, como la responsabilidad ampliada del productor (RAP) y las obligaciones mínimas de contenido reciclado.

Las iniciativas circulares exitosas suelen compartir una serie de factores comunes: propuestas claras para los consumidores (normalmente centradas en la asequibilidad y la comodidad), la capacidad de operar a gran escala y un uso intensivo de datos y tecnología. Las empresas ya están captando este valor en todos los sectores, desde el enfoque de Primark en la moda duradera y asequible, hasta el sólido programa de dispositivos reacondicionados de Apple o la expansión del «producto como servicio» de Philips.

Es fundamental señalar que los argumentos comerciales a favor de la circularidad no se limitan a las marcas de alta gama o a categorías nicho. Los bienes de consumo convencionales, los productos B2B y los servicios cotidianos presentan puntos de entrada viables. La clave está en identificar las palancas adecuadas, ya sea optimizando la producción en las cadenas de suministro, rediseñando para aumentar y ampliar el valor del producto, recuperando el valor tras su primera vida útil o explorando nuevos modelos como el alquiler o el «producto como servicio».

Tendencias cambiantes en la circularidad

A medida que la circularidad pasa de ser un nicho a convertirse en la norma, el coste de oportunidad de la inacción es cada vez mayor. Las empresas que adoptan estos modelos pueden mejorar su competitividad, diversificar sus ingresos y desarrollar su resiliencia en un mundo con recursos cada vez más limitados. Las que no lo hacen corren el riesgo de quedarse atrás frente a competidores más ágiles y con visión de futuro, o de quedar expuestas a la evolución de la normativa y a los cambios en las expectativas de los consumidores.

Así, la circularidad supone un imperativo estratégico para las empresas, no simplemente una ambición de sostenibilidad.

Deje una respuesta

Queremos saber si no eres un bot *