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Iñigo Doria

Coordinador General de ECOFISH

El auténtico problema de los plásticos es que todavía no existe una estrategia global ni local para evitar los vertidos, recuperar los residuos, tratarlos y reutilizarlos.

En nuestro planeta existen unas 8.300 millones de toneladas de plástico, de ellas 2.000 millones de toneladas se siguen usando hoy en día, mientras que el resto son plásticos de un solo uso que permanecen depositados en vertederos o abandonados en la naturaleza. Todos sabemos que el plástico es un material que tarda mucho en degradarse, por ejemplo, una botella de plástico puede aguantar 1.000 años sin descomponerse. Además, el plástico que contamina nuestros mares atrae a toda clase de agentes patógenos convirtiéndolo en una bomba biológica de efectos insospechados, lo que constituye una alarma de dimensión global.

De hecho, la ONU ya ha alertado sobre la gravedad del problema de los vertidos incontrolados de plásticos en el mar lanzando una campaña global para luchar contra el plástico. Literalmente “romper con el plástico”.

En la actualidad solo hemos reciclado aproximadamente un 9% del plástico fabricado y urge un compromiso global para minimizar el impacto de este material en la naturaleza, pero a la vez, el plástico es un compuesto muy utilizado y sin visos de que en el futuro su presencia pueda disminuir en nuestra sociedad. Por eso, la reutilización del plástico es el camino más lógico.

El plástico, material global

En sus orígenes, el plástico se desarrolló para paliar el uso indiscriminado del marfil en la elaboración de bolas de billar. La empresa fabricante Phelan & Collander convocó en 1860 un concurso que ganó John Hyatt, quien presentó una disolución de celulosa (un hidrato de carbono obtenido de las plantas) en una solución de alcanfor y etanol que llamo “celuloide”, para la que en seguida se encontraron nuevas aplicaciones.

Posteriormente, en 1907, el químico Leo Baekeland inventó la “baquelita”, la primera resina totalmente sintética y en 1926, el químico Waldo Semon desarrolló el cloruro de vinilo, el famoso PVC, un material impermeable y resistente al fuego, ideal para numerosas aplicaciones que en sus diversas variables a día de hoy siguen resultando indispensables en nuestra vida diaria.

Actualmente, el plástico está presente en prácticamente todos los sectores económicos y al tratarse de un material muy duradero y reciclable, ayuda a ahorrar energía y reducir la contaminación. Entre los beneficios que nos proporciona se encuentran el ahorro de agua y energía en la agricultura, la reducción de emisiones de CO2 en los vehículos, la mejora del aislamiento de las viviendas, es clave en los nuevos dispositivos tecnológicos, y en medicina cada vez sus aplicaciones son mayores, con biomateriales innovadores que, gracias a su versatilidad, son capaces de sustituir y regenerar los tejidos vivos en cirugías, aplicaciones biónicas, como soporte para el desarrollo de órganos etc.

El plástico también es fuente de innovación y generación de empresas y millones de empleos que sostienen a millones de familias de numerosos países alcanzando un volumen de negocio anual mundial de 560.000 millones de euros. Y en los últimos tiempos, el sector del plástico ha avanzado hacia la innovación de nuevos materiales para fabricar plásticos no contaminantes, los bioplásticos, un tipo de plásticos derivados de productos vegetales, tales como el aceite de soja, el maíz o la fécula de patata, a diferencia de los plásticos convencionales, derivados del petróleo.

El problema de la contaminación por plástico

En realidad, el problema para el medioambiente y para la vida es la gestión y uso incorrectos de los residuos del plástico. Cada año se arrojan al mar más de 13 millones de toneladas de plásticos, y se calcula que para 2050 habrá ya más plásticos que peces en los mares. Lo cierto es que durante muchas décadas prácticamente todo el mundo ha estado arrojando de manera inconsciente plástico al mar, hasta que la situación se ha convertido en insostenible, poniendo en riesgo no sólo la vida en el mar, sino también nuestra propia existencia, pues los océanos son la última reserva para la supervivencia de la especie humana.

El auténtico problema es que todavía no existe una estrategia global ni local para evitar los vertidos, recuperar los plásticos, tratarlos y reutilizarlos. En Europa la Comisión Europea ha publicado recientemente su Estrategia del Plástico que exige que todos los materiales sean reciclables y reutilizables en 2030 y obliga a los estados miembros a recoger el 90% de las botellas de un solo uso. Los grandes productores de plástico como Unilever, Procter & Gamble, Coca Cola y hasta 70 grandes empresas han alcanzado el llamado Acuerdo del Plástico, que propiciado por entidades como la Fundación MacArthur, pretende impulsar una economía circular en torno al ciclo del plástico que redunde en beneficios para el medioambiente, la sociedad y para las propias empresas.

Además, hay que contar con que la demanda de plástico aumenta, liderada por las economías emergentes donde las nuevas clases medias representan un mercado en crecimiento que reclama productos fabricados con plástico.

Soluciones al problema

Dentro de las acciones a tomar, destacan el ecodiseño de nuevos materiales plásticos que no contaminen los mares, la sensibilización e implicación de empresas, instituciones y sociedad en el control de vertidos, y el desarrollo del nuevo negocio dedicado a pescar, procesar y reutilizar plásticos.

Es en esta última línea donde se están produciendo interesantes avances de la mano de nuevos emprendedores de nuevos negocios relacionados con la reducción de contaminantes y la reutilización de los plásticos. Por ejemplo, en Euskadi tenemos el caso de ECOFISH. Impulsado por las asociaciones Itsasplanet de Getaria e Itsasgela de Pasaia para contribuir a la investigación, innovación y emprendizaje de nuevos negocios relacionados con la contaminación plástica de los mares.

Entre sus objetivos, pretende movilizar en los próximos tres años a 10.000 voluntarios para la retirada de 300 toneladas de contaminación plástica y evitar el vertido de otras 300 toneladas, apoyar a emprendedores de nuevos negocios y difundir una nueva cultura del plástico en la sociedad vasca.

Fuente:
Aclima

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