Más del 50% de los envases domésticos de acero recuperados se obtienen en las plantas de tratamiento de basura en masa, gracias al uso de equipos de separación magnética.

Los envases de acero, los más reciclados
Gracias a sus propiedades magnéticas, el acero es el material que más fácilmente se recupera en las plantas de tratamiento de residuos. Foto: Arpal

El reciclaje de envases de acero domésticos alcanzó en 2013 una tasa del 90,5%, con un total de 241.543 toneladas de residuos de envases recuperadas en todo el territorio español, según datos de la asociación Ecoacero. El acero sigue siendo así el material de envasado más reciclado.

Tanto a través de la recogida selectiva como por medio de los restantes tipos de gestión, las latas se recuperan con gran facilidad y eficiencia gracias a su magnetismo. Todas las instalaciones de gestión de residuos de envases disponen de equipos de separación magnética que retiran el acero y lo acondicionan para su posterior reciclaje en las plantas siderúrgicas.

Las instalaciones de tratamiento de la basura en masa, tradicionalmente orientadas a la producción de compost, siguen siendo, con una incidencia que rebasa el 50%, la primera fuente de obtención de envases de acero domésticos usados. Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid figuran en cabeza y aportan entre las cuatro el 60% del material recuperado por esta vía.

Por su parte, la recogida selectiva mediante contenedor amarillo representa el 25,5% de lo recuperado. Andalucía, Madrid y Cataluña son las Comunidades Autónomas que más material proporcionan mediante este sistema, sumando entre las tres más de la mitad del tonelaje total.

La siguiente fuente de residuos está integrada por las empresas de chatarrería, que recuperaron, mediante sistemas complementarios, el 13% del total de las latas de acero, mientras que las plantas incineradoras, pese a ser escasas en España, proporcionaron en 2013 el 10% restante de los envases recuperados.

Por Comunidades Autónomas, la evolución con respecto al año 2012 se traduce en variaciones de escasa entidad, con ligeros incrementos o disminuciones, según el caso, de las cantidades recuperadas. Mención aparte merece Canarias, que destaca sobre el resto al haber duplicado en 2013 el volumen de latas recuperadas. Este dato es muy significativo, y más cuando en el año anterior el incremento ya había sido de un 33,7% con respecto a 2011.

Tratamiento de residuos

En cuanto al destino final de estos envases, cerca del 60% de todo lo recuperado en 2013 fue objeto de tratamientos específicos de fragmentación y depuración y, en algunos casos, de desestañado electrolítico posterior.

Estos procesos permiten suministrar a las acerías y fundiciones un material de muy alta tenencia en hierro, superior al 98%, y prácticamente exento de elementos impropios. Esta última cualidad permite además reducir sensiblemente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el proceso de fusión, además de proporcionar un rendimiento metálico mayor.

Un proceso sostenible

El hecho de que se esté reciclando cada año casi un cuarto de millón de toneladas de envases de acero domésticos supone una reducción drástica del impacto medioambiental y contribuye, dentro de la inmensa actividad recicladora que constituye la siderurgia, a la preservación de los recursos naturales. Es muy importante tener en cuenta también que cada envase de acero que se recicla evita emisiones de CO2 equivalentes a 1,5 veces su propio peso. Cuanto más acero se recicla, por tanto, menores son las emisiones.

A su vez, las innovaciones que se producen aguas arriba en los procesos de fabricación del acero, de la hojalata y de los envases, con reducciones continuas de espesores y pesos, inciden muy favorablemente en lo referente a la sostenibilidad, con consecuencias medioambientales evidentes: un mismo número de envases supone un menor volumen de residuos.

Por todo ello, el acero ofrece unas credenciales de sostenibilidad únicas:

  • Es 100% reciclable.
  • Se recicla una y otra vez, sin que su calidad se deteriore nunca.
  • Este proceso se realiza en un ciclo cerrado: todos los productos de acero se vuelven a convertir en acero.
  • La utilización de chatarra para producir acero preserva recursos naturales y ahorra energía, contribuyendo a la prevención por reducción en origen.
  • Cuanto mayor es el volumen reciclado, menores son las emisiones de CO2.
  • En el ámbito de los residuos de envases, el acero es, gracias a sus propiedades magnéticas, el material que más fácilmente se recupera y el de mejor relación coste/eficiencia.

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